martes, 19 de abril de 2022

Dial Discos, mezcolanza insólita de un sello español en los años setenta



En la anterior entrada dedicada a Eduardo Polonio mencionaba el reportaje y entrevista que la revista Disco Expres dedicaba a Música Electrónica Libre, en la que él menciona que antes de que el disco fuera editado por Gong Movieplay surgió el interés del sello discográfico Diresa. Al repasar su catálogo me ha sorprendido lo disparatado de sus lanzamientos que abarcaban desde Jorge Cafrune a Impala Syndrome que sería lo más cercano que podría estar su disco It. Esta variopinta edición de discos que abarca estilos tan dispares como música folklórica, rock psicodélico, música orquestal, pop melódico, canto gregoriano, jazz, disco, canción protesta, comicidad, efectos de sonido y bandas sonoras, por citar solo algunos, sería típico en muchos sellos españoles de los años setenta, un auténtico cocktail de intérpretes, grupos y orquestas perdidos en el tiempo cuyas sendas en más de ocasión nos llevaría a emocionantes encuentros que en ocasiones incluso se adentran en el universo del "schlager".

Uno de los sellos más representativos de esta mezcolanza editorial sería Dial Discos a través de un montón de sub sellos que a la vez se dispersan en otros tantos destacando en especial Nevada. El primer lanzamiento que vi del sello fue el disco Los Grandes Éxitos de Los Sex Pistols por Los Punk Rockers, cuando llegó como novedad a la tienda de Gay&Co no daba crédito primero a la portada y ya no digamos al oírlo, sin duda una de las grabaciones más psicotrónicas que ha dado este país y que posteriormente la encontré en casete en el aparador de una gasolinera, de hecho este era su formato original. Estas ediciones de versiones se pagaban a formaciones muchas veces anónimas para eludir obtener licencias de los lanzamientos originales y entre los innumerables ejemplos podemos encontrar hasta una dedicada a Tangerine Dream.

Entre todo el catálogo del Dial se pueden encontrar discos muy valorados hoy en día como son tres ejemplos de la Comunidad Valenciana, Doble Zero y su disco Abre la mente, Cotó-En-Pèl con Holacaust o los alicantinos Costa Blanca responsables del cotizado Viaje a Prantía, un disco distribuido por los ingleses Ultima Thule que junto a otras reediciones de sellos como Wah Wah o Guerssen muestra el interés por estos grupos cuyo ensamblaje a este tipo de sellos con lanzamientos tan variados lo era también al compartir escenarios con gente de lo más dispar, como por ejemplo en el caso de los antes citados la Orquesta Mondragón o Neuronium. Pese a que en los últimos años ha sido creciente la fusión de estilos, sin embargo a nivel editorial es mucho más inusual en la actualidad encontrar este tipo de línea tan abierta de estos sellos españoles de los años setenta.

Uno de los discos grabados por Antonio Gracia José (Pierrot), cineasta, dibujante y escritor cuyos trabajos se podían seguir en la revista Terror Fantastic.







Tres ediciones de casetes con descaradas versiones, la de Oxigeno no es de Dial sino de otro sello similar como era Olympo, vale la pena apreciar el desacomplejado repertorio que vá de Jean Michael Jarre a The Adverts.

miércoles, 6 de abril de 2022

Edición del libro Eduardo Polonio, del serialismo al multimedia. Un subvolver exorbitante

Difícil olvidar la primera vez que escuché algo de Eduardo Polonio, fue en el programa de Radio Nacional de España Para Vosotros Jóvenes en 1975 cuando su director Carlos Tena presentó el disco It de Música Electrónica Libre, duo compuesto junto a Horacio Vaggione que había publicado este disco en el sello Movieplay-Gong especializado en eso que se llamó rock progresivo con raíces, toda una experiencia oír estas dinámicas repetitivas en el espectro radiofónico a la hora de la merienda.  No hacía mucho que la música electrónica había calado en mí a través del Radioactivity de Kraftwerk, pero pensar que este tipo de sonoridades podían surgir de este país para mí era inaudito. Este interés se acrecentó con la entrevista de dos páginas que poco después les hizo en Disco Express Antonio de Miguel, autor del libro sobre Rock Alemán en la que da cuenta de sus años anteriores que incluyen una actuación del duo en los Encuentros de Pamplona, sus experiencias en el Laboratorio Alea de Madrid y el Grupo Koan o su participación en el estreno europeo de In C de Terry Riley, todo ello un auténtico milagro en la España franquista. Dos años más tarde lo conocí en la tienda Gay&Co colgando un cartel de su actuación en la Galería Matisse y un poco después visité junto a Víctor Nubla su casa estudio en Poble Nou, donde me quedé maravillado de ver todos sus artilugios electrónicos.

La compositora Maria de Alvear guarda también una impronta personal de Eduardo Polonio cuando a sus 9 años asistió en Madrid a uno de sus conciertos gracias al ambiente artístico en que creció, años más tarde lo tendría como profesor antes de tu traslado a la ciudad de Colonia y ya en el ámbito de editora de arte sonoro como Maria de Alvear World Edition contaría de nuevo con él a través del disco Proprio Motu. Más recientemente, en concreto el año pasado, la aparición del libro Eduardo Polonio, del serialismo al multimedia, un recorrido a través de toda su obra desde su primera obra para la banda sonora de Che Che Che en la faceta de anticine de Javier Aguirre hasta sus últimas composiciones electroacústicas que también se pueden oír en el cd que acompaña este libro que cuenta con varias semblanzas además de recuerdos y reflexiones del propio Polonio llenas de sabiduría y naturalidad. Mención especial a toda la documentación gráfica de sus anotaciones musicales de sugerentes gráficas tanto de estructuras rigurosas como abiertas.

La edición del libro se hizo coincidir con la celebración de sus ochenta años, una edad que lleva con brío, le sientan bien las tierras onubenses, habida cuenta de los temas del cd del libro que tanto pueden ser apreciados en el ámbito del arte sonoro de esta edición como podrían estar en sellos más abiertos estilísticamente de experimentación electrónica, un caso muy parecido al que ocurre con Beatriz Ferreyra; esto no es nada nuevo habida cuenta de sus registros en sellos como Geometrik, Nuevos Medios, Luscinia, La Olla Express o festivales como Experimentaclub, LEM o Morada Sónica. Como bien señala, su carrera como compositor es pareja a la música electroacústica en España, pero los acercamientos a este tipo de editoras le ha hecho contar con un número de lanzamientos bastante mayor a los habituales de los círculos de música contemporánea, todo ello ayudado por sus acercamientos al minimalismo al que llegó de una forma intuitiva y autodidacta. Su itinerario ha alternado estas tonalidades con otras más poliédricas surgidas del azar o por la matemática unida a la computación o al universo, Turing y Kepler personajes homenajeados y referenciados por el músico en algunos de sus trabajos que el lector podrá apreciar con más detalle en este gratificante libro.

Autodidaktische Phantasie und Fugue, Madrid 1969

                                                                         Umania, 1996


Rafael Santamaría y Eduardo Polonio. Dempeus Assegut Agenollat 1981, partitura de la acción en  el Espai 10 de la Fundació Joan Miró.


Eduardo Polonio recreando el instrumento "chapeau-chinois" en homenaje a Villiers de L'Isle-Adam

                                 Uno es el cubo, basado en la vida y obra de Johannes Kepler






Eduardo Polonio junto al EMS synthi 100 recientemente restaurado del Laboratorio de Música Electroacústica de Cuenca. Foto de Santiago Torralba, colaborador en varios de sus proyectos como el siguiente vídeo Segundo naufragio, tema incluido en el cd que acompaña el libro.