martes, 29 de julio de 2025

Cabaret Iberia. El Madrid golfo, acelerado e insomne de los años 30




Llega el atardecer y esos cielos tan alabados de Madrid se oscurecen para enmarcar mejor las luces que empiezan a encenderse en las calles y los locales, como advirtiendo que la vida se refugia allí. Anuncios luminosos de productos y marcas, como la lámpara Egmar, las bodegas González Byass o las bodegas José Soto, además de algunos hoteles como el Palace o cines como el Callao o el Capitol, ponen el contrapunto de luz y color que falta tal vez en los barrios lejanos, en los suburbios, subrayando la falsa alegría del consumo burgués. Hay calles que oscurecen sin embargo, a pesar de sus faroles, como las que rodean al Retiro o los barrios caros, donde descansan los habitantes cabales de esta ciudad que, desde hace años vive acelerada e insomne.

El texto anterior está extraído del libro de reciente aparición Cabaret Iberia escrito por Alfonso Domingo y publicado por Libros del K.O. un fascinante recorrido por todos los personajes que orbitan la vida nocturna entre 1920 y 1936 muy especialmente en Madrid a través de cantantes, vedettes, bailarinas, cómicos, escritores bohemios, transformistas y más farándula que recorren una nueva Babilonia en una ciudad palpitante donde la copla, el flamenco y las canciones sicalípticas se alternan con nuevos ritmos como el swing, el jazz o los ritmos afrocubanos a través de cantantes como Blanca Negri o Tina de Jarque quien llegó a grabar algunos de los primeros discos de pizarra de La Voz de Su Amo y a quien el Alfonso Domingo le dedicó otro libro.

Especial relevancia en el libro adquieren las figuras libertinas del periodista, dibujante, modisto, representante y músico Álvaro Retana y la legendaria bailarina Tórtola Valencia que aparece en la portada del libro de quien se rememora dos bailes "extáticos" acompañado el primero con un guitarrista en los restos de un campo de batalla en Albania y el segundo con un pianista en un cementerio de San Martín ante la presencia de artistas que rendían homenaje a Enrique Granados. El encuentro con ellos dos juntos en las calles madrileñas con sus decadentes ropajes y complementos que incluía en el caso de ella un gramófono portátil debería ser memorable.

Toda esta efervescencia tenía lugar en cabarets como el Casablanca, Pelikan Kursaal, Satán, Maipú Pigall o bares como Pidoux, Zahara (con un reproductor eléctrico de discos gramofónicos) Aquarium, Regina,  La Granja del Henar, Chicote o el American Bar Miami, en ellos sus clientes se deleitaban bebiendo Manhattan y Negronis rodeados de mobiliario art nouveau, cristal y cobre pulido, un ambiente ultramoderno y cosmopolita de la que solo nos queda sorprendentes fotos o semblanza que el autor nos hace del Casablanca el más exótico junto al Aquarium de la capital:

Un sueño de lujo y fantasía, un lugar claro y luminoso, jardín de invierno en un país caluroso, que parece estar construido al aire libre -en verano el techo se descubre-, del que le separan sus grandes ventanales, y cuyos toldos amarillos parecen capturar el color del día que se torna azul a la caída de la tarde y la noche. Una sensación de frío llega con el chorro iluminado de la fuente. Los ruidos de los simios y el colorido vuelo de los pájaros exóticos en la gran vitrina trnsmiten ilusión de selva, sumada al verdor de las plantas. La fantasía hace olvidar el bullicio de la ciudad y transporta a una naturaleza lejana y sublimada. No hay sitio para la pena, solo para el optimismo y la fantasía.


                                  Blanca Negri enloqueciendo a Gardel y Durruti



                                                    ¡Tararí!, semanario del espectáculo

                        La Orgía Dorada, disco de pizarra de Tina de Jarque

                                                                Cabaret Casablanca

                                                             Cabaret Maipú Pigall

                                                                American Bar Miami

                                                              Bar  Chicote

    
                                                            Álvaro Retana


                       Ramón Gómez de la Serna: "El paraíso en la tierra está en el circo"

domingo, 6 de julio de 2025

John Cage: Sabemos aterrizar ¿algo que ver con el lugar a donde vamos?. El asalto final del aeropuerto a la Casa Gomis



Hace cuatro años una entrada este espacio intentó en lo posible sumarse a la inquietud que suponía el posible acuerdo para la ampliación del aeropuerto de El Prat que supondría la alteración de la Laguna de la Ricarda y a la contigua Casa Gomis. La compra por el Ministerio de Cultura a principios de año parecía protegerla, pero el reciente dictamen de la Generalitat aprobando de manera definitiva dicha ampliación dejarán al lugar más encajonado de lo que ya estaba dificultando quien sabe si de una manera definitiva cualquier plan de creación, exposiciones y visitas que podría tener este emblemático lugar como bien tiene el Museo Vostell de Malpartida de Cáceres donde la creación artística se funde perfectamente con el paisaje. La Casa Gomis pude visitarla en la pasada Bienal Manifesta, es aún más cautivadora de lo que esperaba y paseando por ella y sus alrededores uno podía imaginarse a John Cage cuando pasó en 1966 unos días en esta estancia oyendo una acústica ambiental marcada por el sonido de los pájaros y aves de los carrizales junto a las turbulencias de los motores de los aviones percibidos entonces más lejanos y espaciados. A continuación transcribo de nuevo una semblanza del lugar.

Situada a escasos metros se encuentra la Casa Ricarda o Casa Gomis, construida entre 1949 y 1962 fruto de la relación del arquitecto Antonio Bonet y el matrimonio de Ricardo Gomis con Inés Bertrand. Ubicada en unos terrenos que la familia heredó junto a la laguna y el entonces aeródromo nos encontramos una destacadísima construcción arquitectónica con elementos racionalistas que invitaban al recogimiento e introspección, modernidad sin ostentación compartida por la fluida relación de Bonet y Gomis salvo las discrepancias de la inclusión de un enorme altavoz que el arquitecto veía exagerado a lo que Gomis le dijo que esto no transigiría pues la audición de música se tenía que convertir en uno sino el que más eje central de la casa, para ello se instaló un modernísimo sistema de alta fidelidad con la novedad del estéreo y la inclusión de un piano de cola Bechstein. En algún documental sus hijos nos constatan la importancia de la música en la casa, esta podía ser clásica, jazz o experimental y podía sonar hasta las dos de la madrugada.

Con esta inquietud miembros del Club Cobalto 49 de Barcelona como Joan Brossa y Josep Maria Mestres Quadrany representan allí una obra con la dirección musical del pronto productor de pop Alain Milhaud. Un año antes el concierto de inauguración contó con una acción de Mestres Quadrany que jugaba con las envolventes de los espacios de los asistentes que podían llegar a noventa personas. También se escuchó una composición de Roberto Gerhard quien poco después dedicó a la familia Gomis Bertrand su Concerto a 8 en un concierto grabado y emitido por la BBC. Otro representante del Club 49 como Carles Santos también protagonizó allí alguna velada musical como se puede ver en la foto que precede esta entrada.

John Cage pasaría también un inolvidable estancia en La Ricarda, en Empty Words recuerda este día de descanso degustando una sabrosa tortilla de patatas y las curvas del Garraf que le recordaba a las costas californianas después de haber participado en un concierto ballet que la compañía de Merce Cunningham ofreció en el Teatro Prado de Sitges en 1966 en que también participaron nada menos que David Tudor y Gordon Mumma. De las tres partes musicales dos eran propias Cage y la tercera de La Monte Young. No hay apenas más que unas fotos de este evento que llenó de público el teatro aunque si nos podemos hacer idea de sus dimensión viendo este documental del concierto que pocos días después ofrecieron en Saint Paul de Vence en la Provenza.

Como se puede ver un pasado esplendoroso de un espacio que con el acuerdo antes mencionado se queda en una situación delicadísima. Victoria Bonet hija del arquitecto declaraba con consternación el interés de universidades como Harvard, Cambridge o Buenos Aires ante la pasividad de las universidades catalanas. Lo que podía ser un perfecto lugar de creación artística amenazado por un ecocidio de contaminación de queroseno y acústica.

Como dicen sus moradores:"Aquella música que como protagonista o como fondo, estuvo siempre presente en los ensayos o en las representaciones ha dejado de sonar. El vacío que deja la ausencia de la vida en la casa queda patente por un silencio roto por el rugir de los motores.  Llegados a este punto, la confluencia de factores nos deja una casa intacta, pero inhabitable, colmada de objetos, pero vacía, cargada de un silencio que delata las ausencias"


Proyectos anteriores de Antonio Bonet: arriba Casa de Estudios para Artistas, Buenos Aires, 1938. Debajo su esposa Ana María Martí en la casa de ambos en Punta Ballena, Uruguay.

    Casa Gomis-La Ricarda fotografiada por Francesc Catalá Roca




                                                         Tres espacios de la casa

                                                    Torre continua a los terrenos



                El Club 49 y su antecedente de Discofils Associació Pro-Música




Cartel de la actuación de la Merce Cunningham Dance Company auspiciada por el Club 49 en el Teatro Prado de Sitges en 1966 con la presencia de John Cage, David Tudor y Gordon Mumma a los que se puede apreciar en esta imágen de la actuación siguiente que realizaron en Saint Paul de Vence.

                                     Velada musical de Carles Santos           

sábado, 21 de junio de 2025

Las presencias electrónicas de Brian Wilson


De nuevo otro músico de peso que se nos ha ido, Brian Wilson no conocerá más veranos. Hace dos semanas este espacio se ocupó de otra pérdida como fue la de David Thomas cantante de Pere Ubu quien sentía una especial admiración por el líder de The Beach Boys que se vio refrendada cuando Van Dyke Parks, colaborador de Wilson, se lo presentó diciéndole: "te presento a otro genio". Mucho se ha dicho estos días de su genialidad admitida por infinidad de músicos en un espectro amplísimo hasta llegar por ejemplo a Fennesz con su disco Endless Summer, por lo cual si me gustaría hacer un apunte a sus incursiones en la instrumentación electrónica.

Para un auténtico gurú del estudio como era él, este se convertía en un instrumento más en que contaba tanto los empalmes de cinta como la reverberación. De esta manera se originaba una conjunción de pop de cámara y psicodelia que le llevaba a expandir los límites sonoros no solo como el famoso electro theremin de Good Vibrations sino otros como el ARP 2800 Odissey, Mellotron M400, Roland Sh-2000 y muy especialmente el Moog Modular probablemente muy influido por el Switched- On Bach de Wendy Carlos. A este respecto remarcar que alguna entrevista Robert Moog lo nombró como uno de los mayores ejecutantes del instrumento.

Por último señalar que entre las condolencias de estos días hemos sabido de la de Ralf Hütter de Kraftwerk quienes en su disco de 1975 Autobahn hacían un guiño a The Beach Boys a quienes vieron en directo en su gira americana. A este respecto aprovechando una vista de Brian Wilson hace años a Berlín un periodista le comentaba todo ello y le preguntaba si lo había oído, sorprendido por el nombre del grupo le contesta: "Kraft-what?, no suenan mal".




domingo, 8 de junio de 2025

El París apocalíptico revelado por Chris Marker en La Jetée y sus sonidos




Hoy es el último día que se puede visitar en París la exposición Apocalypse hier et demain en la Bibliothèque Nationale de France, 300 obras que muestran el considerable interés que ha tenido en la creación artística el fin de este mundo y el advenimiento de otro, concretamente esta muestra desde el siglo XI hasta nuestros días. Es significativo que su exhibición haya coincidido con los constantes avisos que las autoridades europeas nos han lanzado sobre la concienciación que debemos tomar ante un posible colapso marcado por un conflicto armado, epidemias o desastres medio ambientales. Esta prevención ha cobrado especial protagonismo en Francia donde su presidente Emmanuel Macron se dirigió al país anunciando que para prevenir este escenario la población iba a recibir antes del verano información de como completar un "kit" de supervivencia. Viendo el listado cronológico de la exposición, que tiene como una de sus últimas obras el film Melancolía de Lars Von Trier, llama la atención que no se haya incluido otro como La Jetée de Chris Marker no solo por su valía sino por la estrecha relación con la ciudad de París en estado post apocalíptico.

Se ha escrito un sinfín de artículos y hasta libros (mención especial al escrito por Antònia Escandell Tur en la editorial Jekyll&Jill) a lo que uno poco puede añadir salvo resaltar su banda sonora marcada desde  por sonidos que enfatizan el estatismo de la sucesión de imágenes en forma de fotografías ya sean amenazadoras o poéticas. Así por ejemplo podemos oír desde el principio el sonido de las turbinas de los aviones estacionados en las pistas del aeropuerto de Orly y las voces de megafonía del aeropuerto seguidas por las de la gente aunque más bien hablaríamos de murmullos como también lo serán las de los moradores del bunker que tienen atrapado al protagonista del que oímos sus casi rítmicos latidos. La música viene marcada en los créditos por los Choeurs Russes de la Cathédrale Alexandre Nevsky y la música compuesta por Trevor Duncan acompañando los momentos más poéticos del film en la visita al Museo de Historia Natural. Sorprende la elección de este compositor consolidado anteriormente en el cinema británico a mitad de recorrido entre su labor de ingeniero de sonido y su "harmonic mood music" que sirve como reclamo a uno de sus primeros discos con títulos sin embargo más erráticos como "Twelve steps to chaos" o "Industrial Suit". Decir que la banda sonora del film ha sido recientemente editada por el sello californiano Superior Viaduct.

Podemos encontrar rastros musicales de la imaginería del film como los ojos tapados del protagonista en la sala de experiencias de los subterráneos  que bien podían ocupar una portada de Richard Pinhas / Heldon o un relato de Maurice Dantec. Por otro lado su extraño envío a un gabinete científico en el futuro bien podrían ser los habitantes del planeta Kobaia ideado por el grupo Magma o sus componentes posando agrupados en unas de sus primeras fotos en blanco y negro.










Ambiente apocalíptico en exposiciones París 2025:  Apcalypse hier et demain y Les Ruines de Paris de  Yves Marchand y Romain Meffre con una recreación en el Museo de Historia Natural presente también 
en La Jetée


                                                                   Trevor Duncan Eklektikos


domingo, 25 de mayo de 2025

Orfeon Gagarin & The Supermoon Orchestra, el encuentro crepuscular del pseudo pop mutante y el vals astrodinámico

Cada vez que estoy en Roses y contemplo las crepusculares puestas de sol en su imponente bahía, no puedo más que acordarme de un a músico que ambientaba esos momentos desde la terraza del cocktail bar en el Hotel Mar y Sol a principios de los ochenta. Simplemente con su órgano y caja de ritmos conseguía amenizar a los clientes recorriendo los consabidos hits internacionales en una mezcla de lounge music y pseudo pop, un término acuñado por Asmus Tietchens para sus fosforescentes discos en Sky Records que en esos momentos uno no podía olvidar y cuya sonoridad (atribuida a la Das Zeitzeichen Orchester) no estaba en muchos momentos nada alejada de este músico anónimo que evidentemente, eso sí, estaba más cerca de propuestas como las que Waldo de Los Ríos ejercía con su cuarteto en las boites de la Costa del Sol con el repertorio que luego incluiría en su disco España Electrodinámica. Pues bien, este término de pseudo pop es recogido por el sello Geometrik para el lanzamiento del último disco de Miguel A. Ruiz bajo su seudónimo más habitual de Orfeon Gagarin esta vez acompañada por la Supermoon Orchestra.

Decir que varios de los ocho temas que componen el disco son de lo más contagioso que ha producido Miguel Ángel, por ejemplo Revestimiento Tántrico es absolutamente irresistible con la caja de ritmos CR-78 cobrando protagonismo desde el principio combinada con las tonalidades de órgano. Lo hace sin apenas tratamientos, casi siguiendo el patrón original de su momento de fabricación en los setenta, más cercanas a pequeños combos orquestales o estrafalarias celebraciones religiosas que al uso posterior en el campo del tecno pop. Otro instrumento de gran protagonismo en el disco es el vocoder también popularizado en los setenta aunque en la presentación del disco hace un guiño a sus orígenes más arcaicos como era era el Voder Mod. 1936 tocado junto al ritmocomputor y magnestóforo por el misterioso Sebastian Ventraly. Las otras voces que aparecen de fondo parecen salidas de un escape de Los Estudios Cinematográficos Chamartín o del Centro de Comunicación  del Espacio Profundo de Madrid (Robledo de Chavela). Esta amalgama de un mundo idílico y amenazante es reforzada por la portada de Adamo Dimitriadis quien ya lo hizo también en su disco Dekatron III publicado también por Geometrik sello siempre atento al quehacer de Miguel A. Ruiz, una especie de lo que fue Melódiya para los sintetistas soviéticos.

Para acabar una ilustración literaria de un imaginario encuentro de easy listening jazz y electrónica o lo que se vino a llamar "nuevos conceptos de sonido" desde las páginas del libro de Rolf Strehl Die Roboter Sind Unter Uns publicado en 1956 que sirvió de inspiración a la cassette que el propio Miguel A. Ruiz compuso junto a Héctor Hernández con el título de Han llegado los robots editada por Toracic Tapes en 1989:

MÚSICA DE JAZZ EN EL "DANCING-ROBOT-ETABLISSEMENT"

Al propietario de un balneario de Flandes le costó el despido de su orquesta la friolera de un millón de francos belgas, pues tal fué el desembolso que tuvo que hacer como "honorarios especiales" de su atracción más reciente: tres intérpretes de jazz acorazados de aluminio que se levantan espectralmente, hinchan las mejillas, giran con arrobo sus ojos al ritmo sincopado, mueven cada uno sus dedos para servirse de sus instrumentos -guitarra, tambor y trombón- y se inclinan al final, como músicos "de veras". Uno de los robots más artísticos y célebres fue Televox, construcción del ingeniero suizo Wendling. Unos años antes de la última guerra exhibió su robot  (cuyo complicado interior era dirigido por una emisora de rayos lumínicos colocada a unos metros de distancia) en los tablados de variedades de Europa.


                                    La maquinaria electro orquestal de Orfeon Gagarin

    Los nuevos conceptos de sonido amenizando las salas de estar norteamericanas y españolas

Luis Estrella, uno de los músicos prácticamente anónimos que al igual que el que citaba en un cocktail bar de Roses pululaban por nuestra geografía costera, valía de todo desde Bee Gees a Manuel de Falla.


                                                              Miguel A. Ruiz en directo

Una actuación de Orfeon Gagarin en el mítico Radar Bar de Madrid recuperada este año en Toracic