El sello Anòmia que dirige Arnau Sala anuncia la inminente publicación de este disco que recupera las grabaciones de las sesiones que realizamos en Barcelona entre 1979 y 1981 y que hace unos años de manera muy limitada documenté en un CD. En esta ocasión el sonido se ha remasterizado brillantemente a la vez que se ha añadido más material de escritos e imágenes en un cuaderno interior que incluye el siguiente texto, "Huellas y recuerdos de futuros abandonados":
Suspendido en la memoria, el origen de XEEROX nos lleva a principios de 1979 cuando en la tienda de discos de Gay&Co de la calle Hospital donde entonces yo trabajaba, conozco un día a un desbordante quinceañero Krishna Goineau, por entonces autoapodado Jerry Latex, el cual me pide si puedo pinchar algo de Roxy Music, elijo “Street Life” que es graciosamente parodiada por el y me promete que al día siguiente me traerá un disco que me entusiasmará; lo saca de la bolsa y descubro el Datapanik in the Year Zero de Pere Ubu cuya portada me impacta tanto como semanas antes la del Half Lip Moves de Chrome, que me trajo al mostrador el promotor de conciertos Toni Serra. El sonido disturba al personal mientras nosotros comenzamos a sondear grupos favoritos comunes, fórmula que solía acabar en la formación de un grupo, como semanas después sería nuestro caso, aún sin tener ninguna experiencia pero contagiados con la devaluación de la destreza instrumental patente en las propuestas más agitadoras y rompedoras de la época, mi aceptación a este desafío fue inmediato y justo después el de Mario Almonacid, Magda Redondo y Pere Llorens.
Comienzan nuestras sesiones de ensayo que se caracterizaban por un continuum sonoro de improvisaciones sin consignas preconcebidas en su desarrollo y longitud, poses estáticas ante una música diabolicamente acelerada, disonante con altos niveles de volumen, que nos provocaba una atonía entre cuatro paredes de color azul eléctrico repletas de inscripciones terminales y eslogans de shock bajo una luz agónica. Entre la puerta del local bunker y la de la calle teníamos que flanquear un patio repleto de restos de fuselaje de la más variada procedencia, siendo regentado todo por un esperpéntico y ubuesco matrimonio de obesísima presencia formado por un coreógrafo frustrado y su esposa epiléptica, algunos de cuyos ataques nos sorprendió en el local, tras algunas de sus muchas reprimendas.
Al poco tiempo de la incorporación a nuestras sesiones de Cheity, tuvimos la oferta de la promotora Gay&Co de telonear a Siouxsie and the Banshees en lo que entonces iba a ser su primera actuación en Barcelona. Esta responsabilidad y el hecho que se barajaba como escenario nada menos que el Teatre Romea nos hizo cuestionar por primera vez sobre las limitaciones de nuestro grupo y si nuestro puro divertimento era trasladable con público en directo. La posterior cancelación del concierto fue porque negarlo, sobre todo para mí, un alivio pero también un aviso de autovalorar el alcance real de nuestro trabajo.
XEEROX estuvo influido por la experiencia musical, ideológica y estética del punk, aunque no de manera estricta ni exclusiva. El rechazo de las guitarras melódicas convirtiéndose en generadores de ruido y el no trabajar en esquemas de canciones nos llevó a practicar una especie de punk y rock atonal. En plena edad impresionable recibimos las influencias de algunas escenas como la parisina con el grupo Metal Urbain o el periodista y escritor Yves Adrien, varias formaciones alemanas de los setenta como Neu, Kraftwerk o Faust y grupos de avant garage como Pere Ubu o Chrome, más muchas formaciones californianas que descubríamos en el seminal fanzine Search&Destroy, sin olvidar Hawkwind y Crass cuyo concierto en el londinense Pied Bull nos dejó perplejos.
A finales de los setenta no había en Barcelona una escena punk destacable salvo Ultimo Resorte o Clinic Humanoids que empezaban a emerger; de la oleada anterior con grupos exageradamente glorificados tipo Banda Trapera nos mediaba un abismo. Nos sentíamos más identificados con grupos como Suck Electronic Enciclopedic, Macromassa y especialmente con la saga Psicópatas del Norte, Tendre Tembles, formaciones que alcanzaron unas altísimas cotas de creatividad, cuyo riesgo e ingenio no fue heredado precisamente por las bandas de la posterior entrada década, sucumbiendo esta ciudad en un coma profundo, dejándonos claramente en una situación de outsiders. Parte de esa desilusión hizo que Krishna decidiera marcharse a Düsseldorf y luego Berlín donde formó Liaisons Dangereuses junto a Beate Bartel ex- Mania D más Chris Haas ex-DAF.
De Alemania nos vino otra propuesta truncada al final; Der Plan a través de su sello Ata Tak nos propuso participar en la recopilación What next humans? cambiada al final con el título de Fix Planet. La paralización temporal del grupo y mi erronea creencia de que solo aceptarían música electrónica nos llevó a declinar la oferta que brillantemente ocuparon Esplendor Geométrico. Poco después nos planteamos posibles soportes electrónicos a nuestro sonido, adquirimos una prehistórica preciosa caja de ritmos y Raul Guber que acababa de juntarse con nosotros tocando el bajo incorpora un sintetizador MS-10 con el que luego desarrollaría su proyecto en solitario Los Toreros del Este y los Mortíferos Torpedos de Disneylandia. Ya en nuestra última etapa se acerca a tocar ocasionalmente con nosotros Germán Lázaro y la última incursión sería la de Luis Lorenzo en una cierta deriva que bautizamos como En PreVisión D.
Después de más de treinta años, este disco es la caja negra de las esporádicas grabaciones de entonces, registradas muchas con un rudimentario cassette Philips de la época. En el se alternan las primeras sesiones en los locales de Vilapiscina y los posteriores en la calle Horta. He intentado preservar su sonido original, degradación magnética incluída, salvo algún tratamiento posterior en 1982 poco después de la disolución del grupo.
Para más información de esta edición y oir alguna muestra puedes ir a este enlace de anòmia
La primera vez que lo oí...me quedé espectralmente pseudosorda, no estaba acostumbrada a lo que mis oídos percibían como ruido, pero tuve la paciencia de seguir (en saltos sucesivos en el tiempo) escuchándolo... finalmente me quedó un regusto extraño al oírlo, un algo familiar y me quedo -especialmente- con los temas 4,6,9... y con lo mejor de todo, que el Javier Hernando de hoy hace una música que te lleva a otros terrenos, te saca de tu cuerpo y te proyecta a lugares innominados, y este es heredero de ese otro jovencito experimentador y aglutinador y recopilador de Xeerox. ¡Bien por el reencuentro con uno mismo!.
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