miércoles, 6 de julio de 2016

Juan Eduardo Cirlot - Ferias y Atracciones, el hombre orquesta en la gruta mágica




El movimiento, la luz eléctrica, la sonoridad interferida de los diversos grupos de atracciones, el conjunto colorístico, todo lo que habíamos descrito como fundamental para el descubrimiento del carácter del Parque de Atracciones, adquiere con el pleno y total funcionamiento de las mismas su absoluta modalidad demoníaca. Lo que en los dioramas era sólo una perspectiva a contemplar y en las grutas mágicas un transcurrir entre fantásticas visiones, en estas ruedas llenas de vida y de fuerza, que arrebatan a los que se confían a ellas, se traduce a una orquestación sinfónica. Los soli se funden en un aliento único y el goce paroxístico adviene al llegar la "unio mystica", el olvido de la propia personalidad para entrar en la comunidad de lo colectivo, en virtud de la hipnosis del sonido y del movimiento.

Es la música la que atrae, con su politonal mezcla de sonoridades y armonías, porque a la derecha suena una y a la izquierda otra y enfrente una tercera; y todas, como en una partitura de Milhaud o de Strawinsky, se combinan para formar algo deliciosamente infernal, grato de veras para los que están cansados de sus cosas y sobre todo de sí mismos. En la vecindad del Parque de Atracciones se sienten bien, no saben exactamente por qué, ni les importa. Su vista goza con el espectáculo de los giros y giros que dan los aparatos, se encandila con las tonalidades de los decorados, se divierte leyendo los carteles de propaganda, viendo las figuras grotescas que anuncian las diversas facetas del espectáculo estático. Oyen las músicas mezcladas a las que hemos aludido. Son gentes capaces de confundir, sentimentalmente hablando , el Carro del Sol, o un aire popular, oído en su niñez precisamente, con el Pierrot Lunaire, de Schoenberg.

Extractos del libro de Juan Eduardo Cirlot Ferias y Atracciones publicado en 1950 por Argos en su colección Esto es España y que uno ha podido encontrar recientemente en la Librería Los Terceros de Sevilla, lugar de encuentros insospechados. Cabezas parlantes, hombres orquesta, dioramas, teatrinos y muñecos mecánicos entrelazados en ambientes de ilusionismo y variedades que ya habían plasmado pintores como José Gutiérrez Solana o Maruja Mallo y que en las letras de Cirlot articula una proximidad a la imaginería "bretoniana" y a la sonoridad dodecafónica, sin olvidar el contenido simbólico marcado en esta caso claramente con la rueda, la divinidad tutelar que según el autor engendra y domina todos estos espacios.



                                 Ilustraciones fotográficas del libro a cargo de Agustí Centelles






                                                   Precursores de la ciencia ilusionística


                            Verbena de Maruja Mallo y Der Karusell pintado por Walter Spies








Diferentes parques de atracciones en Barcelona: la montaña rusa del Parque Saturno en La Ciutadella, el Cabaret de la Muerte en el Paralelo, el tren aéreo del Tibidabo y la Sala Apolo.


Vista de Montjuic desde el Parque de Atracciones del Tibidabo


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