Cuando Francis Picabia en 1916 recaló en Barcelona, donde pasaría dos años, el ambiente le parecía deprimente aunque es probable que pronto se sintiera animado por mujeres y opiáceos; así lo plasmó en un cuadro en que aparece la inscripción il n´est pas donné à tout le monde d´aller à Barcelone. Pese a esto decide mitigar su hastío creando la revista 391 con colaboracines de otros expatriados de la Gran Guerra que también vivían aquí como Marie Laurencin (a quién estaba dedicado el cuadro antes citado), Otto Lloyd y Olga Sacharoff. Los cuatro primeros números que se crearon en Barcelona (los posteriores se editaron en New York, París y Zúrich) contenían ya sus primeras obras mecanicistas así como extractos de poemas de su primer libro Cinquante deux mirrors, presentado al igual que la revista en Las Galerías Dalmau, donde pocos años después en 1922 realiza una importante exposición en que se mezclan cuadros mecanomórficos junto a representaciones de toreros y manolas.
Un siglo después Pierre Bastien, otro parisino errante que también ha recalado en Barcelona, decide rendir tributo a la revista titulando Novia 391 a su último disco compuesto junto a Eduard Altaba y publicado por La Olla Express. El concierto de presentación el pasado fin de semana en el Convent de Sant Agustí fue una amalgama subyugante de cadencias marcadas esta vez por la trompeta de Bastien, el contrabajo de Altaba y la colaboración a la percusión y vibráfono de Aldo Aranda. Pese a que en esta ocasión Pierre Bastien no presentaba los mecanos musicales que tanto puede recordar algunas estructuras de Picabia, las pasionales abstracciones con dinámicos toques jazzisticos del concierto hubieran encantado a la dadaista audiencia del Cabaret Voltaire de Zúrich.
portadas de la revista 391
Fille née sans mère y Machine tournez vite, fechadas en 1916 el año de su llegada a Barcelona
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