martes, 7 de febrero de 2017
La transgresión mediática de La Edad de Oro
En la primera mitad de 1983 un equipo de realización del programa televisivo La Edad de Oro decidió venir a Barcelona con la intención de emitir un especial monográfico sobre diferentes artistas, músicos y colectivos de la ciudad, sin embargo durante su realización en la Sala Metro el ambiente era muy tenso, lleno de hostilidades y por si fuera poco con conatos de violencia de algún miembro de seguridad de la sala. Tal cúmulo de incidencias hizo suspender la emisión del programa. Durante un descanso de la filmación, Paloma Chamorro estuvo encantada de responder a varias preguntas que le efectuamos algunos realizadores de Radio PICA acerca de la la relación de las vanguardias musicales y las artes plásticas que en bastantes ocasiones no veíamos reflejadas en el programa. A este respecto volví a incidir con ella cuando pocos meses después nos encontramos casualmente en Londres cuando se dirigía a entrevistar a Malcolm Mclaren, me preguntó junto a su fundamental colaboradora Mariche Marco acerca de la escena londinense que yo frecuentaba y de esto surgió el sorprendente ofrecimiento para que SPK hiciera un concierto a finales de ese mismo año al que acudí junto a Salvador Picarol como invitado; unos programas antes Victor Nubla presentó varios vídeos de Ralph Records y al año siguiente Jordi Valls sería protagonista en la explosiva actuación de Psychic TV a través del vídeo Catalan dirigido por Derek Jarman y de la performance como Vagina Dentata Organ; la emisión del programa llevaría a Paloma a los tribunales a instancia de la Conferencia Episcopal Española, de ambas actuaciones me extenderé más en otras entradas, bien lo merece.
Como ya es sabido, lamentablemente Paloma Chamorro murió la semana pasada y su reconocimiento ha sido amplio en multitud de medios, algo que no siempre ocurrió mientras duró La Edad De Oro (1983-85) siendo en ocasiones vista como una intrusa desde la crítica musical a pesar de tener durante algunas emisiones como colaborador a Oriol Llopis, un terreno en que ella misma no se consideraba experta ni tampoco era su principal objetivo como sí la relación de ésta con otras disciplinas artísticas especialmente en la pintura de la nueva figuración madrileña, algo que ya había explorado en su anterior programa Imágenes, en una época en que al ver ella a los Ramones tocar con playback en televisión española le llevó al desafío de hacer un programa de hora y media en directo que se materializó con conciertos en vivo de figuras como Residents, Cabaret Voltaire, Alan Vega, John Cale, John Foxx, Tuxedomoon (los más cercanos al espíritu del programa) o los antes citados SPK y Psychic TV, de no haber habido la suspensión del programa, Dead Kennedys también hubiera estado en su recta final, un desafío inaudito no solo aquí sino en toda Europa como bien nos dijo un realizador de la televisión holandesa tras visionar un vídeo del programa que le mandamos.
El fin de La Edad de Oro fue un daño de cuando la transgresión se convierte en mediática, una radicalidad que forzosamente se populariza ante una audiencia a veces de cinco millones de espectadores, de la que tuvieron que salir todo tipo de iniciativas y experiencias estéticas marcadas por el eclecticismo y postmodernidad de los ochenta en ocasiones eso sí, banales.
El exilio final de Paloma Chamorro estuvo marcado por un aislamiento absoluto, no acudiendo a ningún acto revindicativo de la llamada movida madrileña y llegando incluso a manifestar a principios de los noventa que no solo no le gustaría tener una galería de arte sino que si pudiera erigiría una fábrica para acabar con todas ellas, un elocuente desencanto.
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