En el Madrid gris de la posguerra, es sorprendente como se pudo celebrar en 1948 el Congreso Internacional de Urbanismo Subterráneo, como alternativa a la ya incipiente saturación en la superficie; no sabemos sus resultados pero es curioso como treinta años después el subsuelo de Azca lleno de aparcamientos bares y discotecas parece materializar esos proyectos, que siempre han gozado de un gran imaginario, de hecho en el cine cuatro años antes Edgar Neville filmaría en La Torre de los Jorobados una ciudad subterránea ubicada debajo de la Plaza de la Paja.
Todos estos datos lo podemos encontrar en el muy recomendable libro Madrid Subterraneo de Lara Almarcegui, complemento de la exposición en el CA2M Centro de Arte Dos de Mayo, donde nos guía por lo que hay debajo de nuestros pies: aguas subterráneas, alcantarillados, metro, túneles singulares, pasadizos subterráneos, carreteras enterradas, estructuras militares, búnkeres, sótanos, cámaras acorazadas, criptas, restos arqueológicos y evidentemente pasadizos secretos que unían palacetes de amantes con conventos.
Tres ilustraciones del libro
El metro como refugio
Sótanos de conspiradores: La Torre de los Jorobados y La Ballena
Alegre del Café Lyon
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