Tras la pérdida de Wolf Vostell en 1998, su viuda Mercedes Guardado decidió comenzar a escribir un libro (Mi vida con Vostell. Un artista de vanguardia) en que contase sus cuarenta años compartidos con él, una manera de sobrellevar su pérdida y también una impagable recopilación de todas sus acciones, happenings, y dé-collages no solo de el sino de todo el movimiento Fluxus.
El inicio de la relación de Vostell con Mercedes Guardado y por añadidura Extremadura se remonta a 1958 donde llegó atraído por el paisaje de Las Hurdes en la película de Buñuel Tierra sin Pan, su particular paisaje le fascinaba en un momento especialmente centrado en la naturaleza y Carl Jung. En Cáceres también nos cuenta Mercedes el asombro que tuvo al ver un montón de gente viendo la primera televisión en un escaparate y como esta se veía en el centro de las personas reflejadas en el, poco después el aparato de televisión estaría omnipresente en toda su obra y es el primer artista que la trasladaría a vídeo. Todo este mundo ni que decir tiene que fascinó a Mercedes Guardado y es muy elocuente narrando el contraste que supuso dejar su puesto de maestra y afrontar su nueva vida en Colonia, donde de repente pasaron a relacionarse con músicos como Mauricio Kagel o Stockhausen.
La cada vez mayor trayectoria exitosa de Vostell les lleva a residir a Berlín aunque alternándolo con constantes viajes a Extremadura que hacían siempre en coche junto a sus hijos David y Rafael, especialmente tras el descubrimiento del paraje de Los Barruecos en Malpartida donde tras laboriosas gestiones se pudo establecer un museo donde ubicar gran parte de su obra y artistas afines, lejos de los circuitos cada vez más comerciales que marcaba el arte al comenzar los setenta.
Mencionar por último que David Vostell se encargó desde muy joven de documentar con fotos y películas gran parte de la vida de su padre y posteriormente de sus archivos, como muestra esta filmación del dé-collage-happening E.d.h.r. Habitación electrónica, "música de suceso" como a él le gustaba definir con ruido altamente amplificado que anticipa activistas posteriores como Survival Research Laboratories o incluso Einsturzende Neubauten, formación elogiada por Vostell y con quien su hijo David se relacionaría en el Berlín de los primeros ochenta a través de Din A Testbild.