Casi siempre que paso al lado del Convent dels Angels situado junto al MACBA me viene a la memoria el concierto que Coil efectuaron allí en la edición Sonar del año 2000, para un grupo cuyo primer disco se titulaba How to destroy angels hacer un maléfico set discoindustrial en un espacio utilizado años atrás para la advocación religiosa por monjas sería para ellos me imagino apasionante. En las últimas semanas el mismo espacio ha albergado la exhibición del film de Ulrike Ottinger Freak Orlando, unas cortinas satinadas doradas sirven de reclamo para entrar a ver este extraño y grotesco film en este espacio desacralizado, una condición cada vez más numerosa en Europa donde muchas iglesias se han convertido en discotecas, outlets o estandartes del skate como es el caso del Kaos Temple en Asturias.
Estrenado en Berlín en 1981 la película está basada de alguna manera en el Orlando de Virginia Wolf y es parte de la trilogía que sobre esta ciudad efectuó su realizadora proveniente del mundo pictórico y cercana a Wolf Vostell. Estrafalarios personajes enfundados en cuero negro o vestidos de vinilo andando a la deriva en la nocturnidad de parques abandonados y gasómetros e introduciéndose en andurriales habitados por hermafroditas, enanos o cantantes de ópera crucificadas. Todo ello en cinco actos con apenas diálogos, lenguaje no verbal y desincronizaciones de sonido quitando un omnipresente tema de opereta.
Sus intérpretes femeninas no pueden ser más apropiadas Delphine Seiryg vive un devenir contrario a la razón ya albergado de alguna manera en el film de Buñuel La voie lactee y una de las musas del nuevo cine alemán Magdalena Montezuma se mueve perfectamente en el exceso estilístico del film habituada a las mise-en-scène de Rosa von Praunheim o su pareja Werner Schroeter. Ambas actrices protagonizan dos hechos recientes en nuestro país: la exposición en el Centro Reina Sofía Musas insumisas, Delphine Seiryg y los colectivos de vídeo feminista en Francia en los 70m y 80 y el libro Magdalena Montezuma, musa, máscara y muñeca escrito por Mariel Manrique en la editorial Shangrila. Para infundir al menos curiosidad al potencial seguidor musical de este espacio destacar que sin contar esta la más asidua actriz en las películas de Ulrike Ottinger es Tabea Blumenschein componente durante algún tiempo del grupo berlinés Die Tödliche Doris.
Ulrike Ottinger leyendo Orlando junto a Tabea Blumenschein en el rodaje de MadameX, An Absolute Ruler