viernes, 18 de septiembre de 2020

Barcelona wagneriana



Poco después de que el dúo barcelonés Escupemetralla acudiera a las fuentes de música clásica con su tema Agnosticienne basado en Erik Satie de nuevo prorrogan estos encuentros ahora con Richard Wagner concretamente con Götterdämmerung (El Crepúsculo de los Dioses), sus intenciones son expuestas en una notas que acompaña el vídeo de este tema que originalmente estaba incluido en la recopilación Confinescapes II editada por el sello República Ibérica Ruidista, en ellas manifiestan que el tema parte de una reflexión sobre como tres entidades como Escupemetralla, Emerson, Lake&Palmer y The Residents se disuelven en una sola en un mundo espiritual que al final se disuelve en la nada. Curiosamente el número tres aparece en dos discos de los grupos antes citados, Trilogy en los británicos y God in three persons en los norteamericanos. El número tres es el número del cenit y del ocaso, como Escupemetralla apunta, la desaparición esperada de cualquier dios a través del caos.

Barcelona vive en estos momentos un aire de desolación bastante wagneriano, tanto o más que las representaciones operísticas que el Gran Teatre del Liceu ha ofrecido siempre con asiduidad del compositor alemán teniendo como punto más álgido la representación en 1913 de Parsifal, estreno mundial de la obra adelántandose una hora su presentación en el Festival de Bayreuth. El hecho de que aparezca el Castillo del Grial en un enclave del noreste de España llamado Monsalvat hizo a toda la Renaixença catalana identificarlo como Montserrat iniciando un idilio con todo el romanticismo pangermánico, leyendas medievales que acoplan en ocasiones una idealización del pasado nacional y que se pueden ver representadas en el grupo de valquirias del Palau de La Música o en vidrieras del Cercle del Liceu, aunque quizá la mayor expresión de todo ello fue la decoración de la antigua sede de la Associació Wagneriana de Barcelona con murales de Adrià Gual o reproducciones de Franz Stassen. Ajenos a estos ambientes identitarios, otras cercanías a Wagner estarían en sus referencias simbólicas a cargo de Juan Eduardo Cirlot y Salvador Dalí que pintaría en Estados Unidos el telón de fondo del ballet Mad Tristan con la imagen de Tristán e Isolda que también se pudo ver en el Liceu en 1949 poco antes de que este decorado desapareciera.

La desolación de Wagner, eterno retorno a nuestros días, clamores contra deidades que rigen el destino, liderazgo de superhombres, la redención tras la destrucción y el refugio en la música que el compositor alemán consideraba una mujer, la valquiria, hidromiel tras la batalla.

Mime busca los hongos venenosos, grabado de Mariano Fortuny Madrazo autor también de La Walkyria que abre esta entrada.

                                                 Parsifal por el tenor Francisco Viñas

                                        Interior de la Associació Wagneriana de Barcelona


Decoración interior de la Asociación con un cuadro de Adrià Gual y una reproducción de Franz Stassen

                                          Salvador Dalí, escenario del ballet Mad Tristan

Influencia de mitología wagneriana en la publicidad de la época extraída del muy documentado estudio de Lourdes Jiménez sobre la influencia del compositor alemán en el arte español.



                       
Una Barcelona de ensueño wagneriano ya desparecida: El cine Walkyria en la Ronda de Sant Antoni y el Café Oro del Rhin en la esquina de la Gran Vía y Rambla de Catalunya.



Páginas de programas de mano con representaciones de Wagner en el Liceu. Introducción a su mundo operístico más la masculinidad de Iranzo y los centros vitales de La Llave de Oro; distinción, dinero y poder.

lunes, 7 de septiembre de 2020

Young Marble Giants, el dormitorio del hombre amplificado



Put a blanket up on the window pane
When the baby cries lullaby again
As the light goes out on the final day
For the people who never had a say
There is so much noise...
(Young Marble Giants. Final Day)

La primera vez que vi un artículo sobre Young Marble Giants en el NME me quedé sorprendido al verles en las fotos de una manera jovial y distendida junto a un bucólico estanque de su Gales natal, un absoluto contraste con la atmósfera de armagedon nuclear de su primer single Final Day publicado por Rough Trade en el año 1980. No sé por qué, en una época que empezábamos a hacer muchas fotocopias me dio por hacer una de este reportaje y colorear sus fotos empezando por el vestido de conchas marinas de su cantante Alison Statton, al poco rato me di cuenta que no tenía sentido que YMG me los imaginaba monocromáticos, la inmediata aparición ese mismo año de su primer y único LP  Colossal Youth me confirmó esta percepción, un primer plano de sus tres componentes mirando a un lugar incierto, fondo negro sin ningún tipo de artificios. Inmediatamente me hice con el disco que desde el primer momento me dejo impactado, no había escuchado antes nada semejante, mi entusiasmo intenté trasladarlo sin éxito a los miembros de mi grupo e incluso me hice con un cuaderno suyo de imágenes y textos de edición muy limitada muy apreciada por sus seguidores venideros.

El periodo de actividad de YMG sería entre 1978 y 1981, años de intensa creatividad en las islas británicas, sin embargo el sonido de los galeses no tenía nada que ver con casi nadie de este entorno, quizá salvando a Viny Reilly de Durruti Column,  una extensión de sus querencias de gente tan dispar como Duane Eddy, Neil Young, Eno o Kraftwerk, a estos últimos acuden a verlos en el concierto del Capitol Theatre de Cardiff en 1975 presentando su album Radioaktivitat, de este disco captarían su éter melancólico y señales para ensayar una primitiva instrumentación electrónica a cargo de Peter Joyce, ocasional miembro de la banda en sus primeros días de formación, que construyó algunos sintetizadores propios y moduladores de anillo que se intuyen más que aprecian en sus discos, donde si destaca la cadencia de un órgano Galanti y una caja de ritmos casera que en sus primeras actuaciones se reproducía desde una cassette, todo ello va creando un mundo propio de fragilidad, inquietante ingenuidad, letargo y aislamiento en contraste con la rabia y aburrimiento del contingente punk.

Esta frescura del grupo fue mantenida en la grabación de su lp, grabado en cinco días en la campiña galesa y producido por el ex miembro de Amon Düül y Hawkwind Dave Anderson. La repercusión del disco sería considerable, siendo unos de los discos más vendidos de Rough Trade estos les llevarían a una gira conjunta con Cabaret Voltaire por Estados Unidos, toda una explosión de júbilo que sin embargo deriva en poco tiempo en tensiones entre sus miembros que acaba en separación. A partir de aquí diferentes proyectos: Steve Moxham con The Gist, su hermano Philip en la primera formación de los Pedestrians de David Thomas y Alison Statton como Weekend y colaborando con Ian Devine de Ludus. Años más tarde el grupo adquiere un claro status de culto por sectores mayoritariamente indies que pienso desdibujan la magia original del grupo que approvechando este interés deciden reunirse de nuevo en varias ocasiones, lo hacen de manera encomiable pero no tiene mucho sentido verlos en grandes escenarios a los cuales siempre les tuvieron cierta aprensión como muestran algunas filmaciones de antaño donde los hermanos Moxham no paran de fumar y Alison canta con las manos en lo bolsillos, no es en este entorno donde ella puede expandir mejor los dos elementos que declara buscar en la música, detalle y atmósfera, micro y macro.

                                                                   Alison Statton y Peter Joyce

                                                  Philip Moxham en creatividad hogareña



                      Gira americana conjunta junto a Cabaret Voltaire. Foto- Re/Search



Words and pictures. Escritos de canciones por Stuart Moxham y dibujos de Wendy Smith