domingo, 25 de junio de 2017

Josep María Beà, en un lugar de la mente




Confieso que siempre he tenido con el cómic un escaso acercamiento, es por eso que no me atrevo a profundizar en la larga trayectoria de Josep Maria Beà a pesar de haberme quedado impresionado después de adquirir un ejemplar de su recopilación  En un lugar de la mente editada originalmente en 1981 y reeditada por Glénat, su portada que cuenta con una transformación de la foto que Man Ray hizo de Lee Miller me ha llevado a descubrir que la relación de Beà con el surrealismo es fundamental.

En su estancia a mediados de los sesenta en París sus estudios de pintura le llevan a descubrir a Francis Bacon y junto a Enric Sió varios artistas surrealistas entre los que destaca Max Ernst, se interesa por técnicas de creación automática que estos practicaban y que luego adaptaría Burroughs a la vez que pone en práctica entrenamientos autógenos, una disciplina terapeútica creada por el neurólogo berlinés J.H. Schulz consistente en descender a un nivel de consciencia entre la vigilia y el sueño. Esta experimentación deriva en tramas mecánicas, raspados, frotagges, collages, distorsiones anatómicas, fragmentos de pintores contemporáneos o elementos iconográficos japoneses.

Aún mayor sorpresa es encontrar a un Josep María Beà que pasa de tocar la guitarra en el grupo Los Dálmatas amenizando las boites de la Costa Brava en los primeros sesenta a descubrir pocos años después en su estancia parisina al suizo Rudolf Pfenninger que trabajaba en lo que el denominaba Sonido Esteresóscopico dibujado a mano, poco después conocería personalmente en la Semana del Cine en Color a Norman Mclaren y en este medio es de lamentar el rechazo a participar en film Heavy Metal debido a otros compromisos  adquiridos que le hubiera emparejado a grupos que él cita con admiración como Black Sabbath, Blue Oyster Cult, Cheap Trick o Devo. Los últimos años ante un cierto desánimo del mundo del cómic ha acrecentado su actividad musical participando en algún concierto junto a al ex-Melodrama Joan Navarro o participando en alguna improvisación con músicos en la casa de Pete Sinfield en Castelldefels, el acompañamiento sonoro en forma de cd junto a Sergi Puertas para  el libro La Esfera Cúbica y desde hace un tiempo una serie de ensamblajes que ha bautizado como Artefactos electroacústicos de absoluta inutilidad.





Ilustraciones para En un lugar de la mente, la última proviniente de sus abstracciones de 1968






 Imágenes del Planeta Imaginario publicadas en diferentes entregas en la revista Zona 84



 Josep Maria Beà en su época de Los Dálmatas (tercero) y  en su presente etapa electrónica

 (La portada de la entrada así como parte de información extraída de Entrecomics)

jueves, 15 de junio de 2017

La madriguera, delirios de un tecnócrata en un entorno brutalista



El reciente pase de la pelicula La Madriguera dirigida por Carlos Saura en 1969 me ha reafirmado la impresión que tuve hace años de que se trata de uno de sus films más conseguidos y también más personales de su autor, en cuanto uno puede adivinar que la casa donde transcurre casi enteramente el film remite a esos espacios presentes en los ambientes interrelacionados de artistas plásticos y arquitectos de mitad de los sesenta a lo que seguramente no es ajeno la introducción que el neurólogo aragonés Alberto Portera le haría en Estados Unidos al arquitecto Louis Kahn, una arquitectura que Saura rememoraba. "Me recordaban mis juegos infantiles de guerra, los refugios contra las bombas, la sensación de protección que da una una construcción hecha de una solidez tal que es capaz de desafiar terremotos, bombas atómicas, capaces de testimoniar el juicio final".

La elección de rodar en la casa que el arquitecto Javier Carvajal diseñó como hogar propio configuró a esta como una protagonista omnipresente durante toda la película, la chocante belleza del hormigón armado en medio de la desnudez del paisaje constituye el contorno de un ingeniero joven, de los llamados en su época tecnócratas, que cuando deja la fábrica se abandona en un edificio racional, aséptico y ordenado, escuchando música en equipos de reproducción musical de lo más avanzado y realizando con su mujer delirantes juegos, unas patologías muy habituales en las películas de Saura de esa época que cuenta en su elenco técnico con el director de fotografía Luis Cuadrado y el compositor Luis de Pablo, ambos coincidirían en otros títulos clave de su filmografía.









      Diferentes tomas de La Madriguera con Per Oscarsson y Geraldine Chaplin como protagonistas


                              La casa de Javier Carvajal en estado posterior de semiabandono

                                          El bunker hogar moderno y brutalista americano