Ahora que se cierra el 2012 sin al parecer ocurrir ningún acontecimiento apocalíptico, no puedo menos que acordarme de la casi obsesión que tenía acerca de estos augurios el grupo Aguaviva. Su trayectoria es sin duda una de las más singulares de este país; en 1971 tras participar en el Festival de San Remo acuden al Midem de Cannes compartiendo cartel con gente de la popularidad de Elton John o Ike&Tina Turner, sin embargo en su stand de promoción (foto de inicio de esta entrada) contrasta radicalmente con el ambiente de este evento, en el encontramos maniquís vendados y ensangrentados o cuerpos de escayola enlazados con cuerdas, estaban ya promocionando el disco Apocalipsis que llegaría al año siguiente.
Esta debilidad por los desastres de guerra o cumunicación espacial ya había sido expuesta por Manolo Díaz compositor y productor del grupo, pero esta sobria multiformación la encajó con unos interesantes arreglos de música serial (a veces algo tediosos), poesía fonética y hasta happening, viniendo todo esto de unos trovadores nos encontramos en una especie de eslabón perdido entre Nuevo Mester de Juglaría y Magma.
Recientemente la reedición de su disco Cosmonauta por el sello barcelonés Wah Wah Records les ha situado de nuevo a una repercusión internacional que ya tuvieron en su momento y que les llevaba a viajar en un autobús propio con miembros de su familia. Este reconocimiento les supondría incluso a tocar en Angola pocas horas antes de estallar la guerra de independencia.