El libro Planes para conquistar Berlín de David Granda editado por Libros del K.O. me ha servido a nivel para refrescar la memoria sobre el lugar, pero sobre todo para conocer los entresijos que la Stasi, servicio de inteligencia de la RDA tenía para rastrear el underground del país y especialmente el movimiento punk. De todo ello puntualmente ya sabiámos pero la novedad es que David Granda nos ofrece insólitos detalles a través de los informes que los archivos de la Stasi a que ha tenido acceso después de que acudiera en primera estancia a ellos para recabar sobre los que constaba las actividades de David Bowie a raiz de su concierto junto al Reichtag en 1987 que provocó altercados al otro lado del muro. A consecuencia de estas consultas, el autor descubre que ese mismo año se celebra en la iglesia del Mitte berlinés oriental de Zionskirche un concierto conjunto de la banda alemana occidental Element of Crime (disco en Ata tak) acompañados por el grupo punk local Die Firma. El evento finaliza con un asalto skinheads neonazis. En capítulos posteriores el lector descubrirá atónito que el cantante (Frank Trüger) y la bajista de la formación (Tatjana Besson) eran confidentes de la Stasi, con ella el autor tiene una reveladora entrevista como también con muchos de los personajes que aparecen en este libro coral cuyo "dramatis personae" reúne a sesenta personas: artistas, activistas, periodistas, fotógrafos, disidentes, detectives, escritores, políticos y músicos como David Bowie, Nick Cave, Gudrun Gut, Nico, Hans Joachim Roedelius, el mísmísimo Víctor Manuel o Blixa Bargeld del que se recogen unas sorprendentes declaraciones en relación a su nulo interés en cruzar la frontera a Berlín Este ante su complejidad, toda una paradoja para el destacado miembro de Einstürzende Neubaten, banda venerada al otro lado del muro a través de las ondas radiofónicas, casetes o como pasaba con otras formaciones discos que traían los jubilados (a los que se les permitía en tránsito entre sectores) camuflados con portadas de Abba.
Las autoridades comunistas decidieron confinar el punk al círculo disidente de las iglesias protestantes, lo veían como un fenómeno invasor, algo parecido a lo que sucedía en Euskadi a finales de los setenta con la izquierda abertzale que sin embargo luego intentaron reconducir. Es en estos circuitos cuando en el colofón del libro aparece la figura de Mark Reeder antiguo amigo de los miembros de Joy Division que tras su traslado de residencia a Berlín decide montarles un concierto en la ciudad, al día siguiente visitarían el lado este que Reeder comenzó a frecuentar organizando conciertos o produciendo discos para un grupo muy influenciado por los de Manchester como Die Vision cuyo cantante fue también colaborador de la Stasi. Reeder se movía con gran soltura en el Berlín oriental pese a que en el otro lado se paseaba con uniformes nazis, algo que parecía no inquietar en demasía en los informes de la Stasi que lo calificaba como decadente subversivo. No es de extrañar que todo su periplo diera lugar una película, ni tampoco los rumores acerca de su pertenencia a la agencia de inteligencia exterior del Reino Unido, el M16, algo que no sería de extrañar como reconoció una experta en espionaje a David Granda. Este tipo de indagación hace que el libro atrape enormemente no solo por su historia sino por las vivencias y derivadas que el autor habrá vivido en el curso de su acceso a los expedientes.
David Bowie en Berlín Este Tatjana Besson, cantante y bajista de Die FirmaEl ambiente de los conciertos de Berlín oriental captado por Harald Hauswald, su fotógrafo más representativo.