jueves, 27 de julio de 2017

Miniaturas sonoras




Entre la cosecha de discos del año 1980, dos de sus mejores tendrían un común denominador: ofrecer únicamente temas de un minuto, me refiero al Commercial Album de los Residents y a la recopilación Miniatures editada por Morgan Fisher que contenía 60 temas de menos de un minuto llenos de sorpresas y ejecutados con gran entusiasmo por músicos procedentes de escenas como la improvisación, poesía sonora, rock progresivo o punk. La sincronía de estos discos no se puede desligar del concepto "menos es más " que había recalado poco antes en los primeros años del punk con bandas como los Ramones o en Wire cuyo primer disco Pink Flag contenía nada menos que 21 temas de los cuales 16 no pasaban de dos minutos. Otro antecedente en el tiempo podría estar en el disco de 1959 Indeterminacy en que John Cage narra 90 historias de un minuto completadas con la aleatorioridad electrónica de David Tudor.

La filosofía del disco Miniatures fue emulada posteriormente en otros lanzamientos y es justo ahora que durante este año también coinciden también dos recopilaciones con el mismo ánimo, el Microtopies 2017, sexta convocatoria anual de Gracia Territori Sonor dedicada este año al 124 aniversario de la patafísica y One Minute Symphonie-Apología de los Insectos Volumen 1 recopilación auspiciada por Antonio Murga que por cierto cuenta con una aportación de Morgan Fisher.





Los impagables playlists de Sounds en los primeros ochenta también apuntaron a los microtemas. Si uno tuviera que hacer uno a bote pronto incluiría los contenidos en el Radioaktivität de Kraftwerk o el So Far de Faust, los antes mencionados del Pink Flag de Wire, el ep Testcard de Young Marble Giants, Natalie de Bal Pare o esa maravilla que es La Escarcha de Camino al Desván.

Para acabar "Repique Psychon" mi pequeña aportación al Microtopies 2017.

lunes, 17 de julio de 2017

Javier Ariza Paleofonografías





Visitando la sede de la Fundación Antonio Pérez ubicada en el precioso edificio renancentista del Ayuntamiento de San Clemente en la provincia de Cuenca, me he encontrado con esta exposición de Javier Ariza, un artista cuya obra se centra en las relaciones creativas entre imagen y sonido, en este caso tomando como punto de partida la casete y las cintas magnéticas,  imágenes escaneadas transferidas a piedra en soportes de madera que remiten a rodamientos deteriorados con las cintas fuera de la carcasa, un contratiempo que muchos hemos padecido y que algunos paliaron con soluciones inverosímiles incluso a nivel creativo, una vulnerabilidad ante un medio que sin embargo se ha mostrado más resistente que soportes digitales como el cd a agentes externos como el polvo, el calor o incluso los accidentes automovilísticos, en definitiva un ejercicio de memoria preservada  ante la degradación y disolución como bien se detalla en la presentación de la muestra:

Paleofonografías es un proyecto artístico desarrollado a lo largo de los años 2015 y 2016 que reflexiona sobre el poder de reminiscencia que presentan determinados objetos obsolescentes. Interpretado como una alegoría de la memoria sonora parcialmente transferida en materia física las obras contenidas en enta exposición remiten a la idea de un tiempo pasado cuya indeterminada evocación es susceptible de surgir a través de la contemplación de las imágenes que, a modo de particulares fósiles, sugieren las superficies pétreas.
El origen objetual de las caprichosas grafías que ofrecen distintas piedras corresponden a casetes y cintas magnéticas de audio. Estas han sido directamente escaneadas como objetos tridimensionales y las imágenes tratadas digitalmente antes de ser transferidas manualmente a cada una de las piedras. Éstas, en ocasiones, se muestran como pequeños puzles que hablan tanto de fracción y ruptura como de continuidad y plenitud. Se ofrecen, en definitiva, como pequeños indicios de una memoria individual, también colectiva, de sonidos extintos transmutados en enigmática imagen con voluntad de ser preservada. Portales físicos de la memoria que nos ha de sobrevivir.






jueves, 6 de julio de 2017

Spilt Enz, más extraño que la ficción



Repentinamente llevo varios días merodeando por el mundo de Split Enz, un grupo que descubrí al adquirir un número de Popular 1 en 1977, la portada contaba con un impactante primer plano de uno de sus miembros fundadores (Phil Judd) y su estética comtemporaneizaba con la escena punk, aunque su primer disco Mental Notes publicado dos años antes no aparecía en ningún listado de las tiendas de discos que surtían a ese público que no obstante acudía intrigado por su imágen a sus conciertos del Victoria Palace en Londres o el Bottom Line neoyorkino.

Sus comienzos de 1971 en la Universidad de Auckland en Nueva Zelanda con Tim Finn, Phil Judd y poco después Noel Crombie les sitúa como un grupo de "art rock" con gran entusiasmo por el pop inglés en especial de los Beatles y toques de rock progresivo, una combinación que sin embargo buscaban singularizar con una imaginería y mundo propio (una intención similar se podría encontrar en los primerísimos días de Devo) que derivó en un aspecto del grupo con unos vistosos maquillajes expresionistas y geometría surrealista a través de una música con cadencias vodevilescas y hasta sutiles toques maorís. El actuar como teloneros en su país de gente como Frank Zappa, Lou Reed o Roxy Music les dió una gran proyección, siendo su primer disco Mental Notes producido por Phil Manzanera, quizás su trabajo más significativo junto al True Colours de 1980.

Queda pospuesto para otra ocasión asombrarnos de los solos de percusión de cucharas de Noel Crombie, la sinuosa trayectoria de Phil Judd después de dejar el grupo en su primera gira norteamericana o los teclados de Eddie Rayner.


                                           Fotos publicadas por Popular 1, Octubre 1977


                               Portada y contraportada de su primer disco Mental Notes, 1975