A los pocos días de estar recientemente en Roma, diviso a lo lejos el Gasómetro que tendré practicamente al lado al visitar la Centrale Montemartini y revivo mi estancia en esta ciudad hace ya más de cuarenta años, concretamente en mayo de 1975 en un memorable viaje de fin de estudios en que pudimos ser un poco testigos de un tenso ambiente de glamour y violencia como un accidentado pase de Viridina, todavía entonces prohibida en España, amenazada por grupos ultra y con gran despliegue policial en las afueras del cine. Un ambiente tóxico con cruces de intereses entre altos cargos policiales, CIA, neofascistas y Mafia que coincidiría con el oscuro asesinato de Pasolini en el hidropuerto de Ostia, pienso en él por un momento en que estoy en la Stazioni Termini, donde fue visto por última vez, llena de soldados y policía vigilando ahora otro tipo de amenazas.
Este climax caldeado de 1975 marcó de alguna manera por ejemplo los actos de violencia en los conciertos de la gira italiana de Lou Reed, aunque la irresistible belleza de la ciudad también podía generar ambientes más plácidos como el Canti e Veduti del Giardino Magnetico de Alvin Curran o esa maravilla de Mina, L'Importante è finire, una decadente canción de amores impuros con una sutilísima instrumentación de caja de ritmos, órgano Hammond y minimoog que tamizaba sensualmente todo el dial romano.
Interiores y exterior de la Centrale Montemartini
Palazzo Altemps. Fotos: Azucena de Yngunza