jueves, 28 de agosto de 2014

GÜNTER BRUS Selten gehörte Musik (Música raramente escuchada)



Me gustaría centrarme en esta entrega en la pasión que el artista austríaco Günter Brüs ha tenido siempre por la música, algo que quizá ha estado eclipsado por sus obras durante sus años en el accionismo vienés, centrado en una dual radicalidad de autodescubrimiento chamánico cada vez más autodestructiva, este interés le llevó inclusó a abandonar en sus años de formación en Graz sus estudios de grafismo publicitario para dedicarse a la práctica y estudio musical: "Entender la música significa abrazar estructuras, desprender las estrellas de la Vía Láctea" (Brus).

Tras unos experimentos musicales con piano durante un verano en St. Moritz, no fue hasta 1974 cuando junto a otros artistas como Gerhard Rühm y Dieter Roth se realiza en Múnich la obra Selten gehörte Musik (Música raramente escuchada) que parece ser se grabó en disco y a tenor de lo que muestran las fotos Brus se encargaba del violín. En 1988 se edita Panisches Liederbuch con poemas recitados por el propio Brus con fondos de música electrónica.

Es relevante que Brus preparó muchas de sus acciones, aparte de dibujos, en una especie de partituras en que se daba todo tipo de detalles con especial presencia de aparatos de soporte tecnológicos como magnetofones o proyectores, además del factor añadido de los propios títulos que Brus resalta que no es solo un acompañamiento sino" parte integrante de la canción del dibujante".

Por último dos textos de gran reverberación poética, Die Gegheimnisträger (Los portadores de secretos)  y Untiefe Stille (Silencio no profundo), escrito este último en la isla de La Gomera donde residió junto a su pareja Ani entre 1989 y 1998, es de destacar la pasión que Brus sentía por España a la que consideraba la patria de los artistas plásticos desde que en 1960 visitará Mallorca y posteriormente el Prado donde la visión de la obra de Goya le marcó de gran manera hasta la coincidencia de haber pasado ambos por la persecución y el exilio.

"Solo es absoluto el ruido áspero de los astros que rugen. Las olas vadeables juegan con hombrecitos de arena. Con los cuentos de hadas debe ir muriendo la palabra "orilla". Un error tipográfico convertirá una Undine (ondina) en una Unding (quimera). Las olas vadeables y las demandas del arte deben cubrirse de arena. Que descanses, mar de quietud, en tus aguas silenciosas. Dioses y mordaces, piratas y magnates, todos se disuelven. Las pinzas de las morenas se cortan en el estuche de las cuevas. ¡Que descanses, silencio de melusina, hasta que te despierte un maremoto! Los pastores de las mesetas y de los océanos se sumen en un profundo silencio... La luz centellea cual una música inacabada" (Untiefe Stille)

"Una garganta terrible y oscura se abrió y engulló cuarenta yugadas de tierra, dejando tras de sí la imitación de una nada imaginada. Entre lo no imaginado  y lo cumplido se agitan las casetas laminadas de los transformadores, emitiendo unos gritos crepitantes con el órgano de papel de aluminio: el palacio infernal de los destellos llameantes. Un lejano retumbar fue arrastrando cada vez más cerca un terraplén hasta arrojarlo por la garganta de tierra, sepultándolo con aves y gemidos, como si fuera un pequeño jardín de rosas que se ha asentado prematuramente en el valle más profundo". (Die Geheimnisträger)






                                                                   Partituras

                                                       Hoja de la serie Irrwisch, 1971

               Una parte de la obra Die Gezeichneten inspirada en el compositor Franz Schreker


                                                 Gespräche mit dem Zeitverbleibnis

                                                  Es lebe Spanien, Europa is tot!


domingo, 17 de agosto de 2014

Punk, Fotografías de Salvador Costa



Hace unos días el propietario de una librería de libros de arte de segunda mano me mostraba su máximo interés acerca de este libro y poco después he sabido de su inclusión en la exposición Fotos&LIbros 1907-1977 que se está mostrando en el Museo Reina Sofía, una prueba más de que en los últimos años el punk está llegando a la alta cultura y que se está musealizando, el punk que aparece en las tesis de Greil Marcus y los ensayos de Jon Savage han sido llevado recientemente a diferentes exposiciones, algo que ya predecía el agitador Stewart Home para el cual la música y actitud punk no debería mezclarse con la cultura, desde aquí no entraremos en polémicas.

El libro de Salvador Costa fue publicado por Producciones Editoriales, la editora de la revista Star en 1977 por la que le convierte en uno de los primeros libros en todo el mundo que recogieron el movimiento punk (lamentablemente ausente en bibliografías) en este caso mayoritariamente londinense. Las fotos documentan la gran actividad que por aquella época tenía el club Roxy uno de los epicentros del movimiento y lo hacen no solo a través de los grupos sino de la audiencia donde las fotos de Salvador capturan su rabia, descaro y guiños de desafío militarista, espectadores con vestimentas de masacre ante una música de máximo volumen y distorsión.

La penúltima foto del libro muestra a Jordi Valls, primo de Salvador Costa, que le sirvió de perfecto guía por el efervescente Londres de 1977 y quien por cierto volvería a ser vital al año siguiente en otro documento impagable como fue el dossier que Televisión Española efectuó acerca del movimiento, las apariciones tanto de él como de Palmolive son inolvidables y gran documentación de estos años de revuelta fueron recogidos en la exposición y libro The London Punk Tapes como una extensión de su obra como Vagina Dentata Organ.




                                                             Contingentes Punk




   Algunos grupos: Generation X, Johnny Moped, The Cortinas y Cherry Vanilla

                                                         Jordi Valls y Salvador Costa

miércoles, 6 de agosto de 2014

SERGE GAINSBOURG Lunatic Asylum



Una de las mejores maneras de visitar París es a través de intinerarios con la intención de conocer las casas, refugios o guaridas de muchos de sus personajes ilustres o malditos con un interesante factor de deriva que nos lleva a descubrir enclaves a veces insospechados. Un punto clave en esta geografía post-mortem es el número 5 de la Rue de Verneuil, la casa donde se instaló en 1969 Serge Gainsbourg junto a Jane Birkin en un momento crucial de su trayectoria. El colorido de las pintadas de tributo en el exterior contrasta con lo que fue el interior con paredes, techos y mármoles negros en donde confluían mobiliario inglés antiguo, equipos de grabación, libros antiguos y varios cuadros fundamentalmente surrealistas,  todo un ambiente de decadentismo Huysmans. Para Gainsbourg el negro no es un color, es un valor, un "no man's land" que le sirve de asilo.

En gran medida todo este ambiente tiene un claro origen en la experiencia sublime que para Gainsbourg fue sexear con su primera novia Elisabeth Levitsky en la sala de estar pintada en negro astracán del piso que Salvador Dalí y Gala tenían en París, gracias a que ella era asistente del artista George Hugnet que disponía de un juego de llaves. Serge adoraba a Dalí y asistió a muchas de sus fiestas privadas donde  rememoraba el París surrealista de los años veinte, la época que más le hubiera gustado vivir pues la pintura ha estado muy ligada a su sexualidad como puede verse por ejemplo en algunas secuencias de la película Melody Nelson.

Otros dos elementos perturbadores (sobretodo para sus hijas) en la casa de la Rue Verneuil son el esqueleto que compró en una tienda de productos de medicina y la escultura de un hombre con un vegetal en la cabeza que dió lugar a la portada de su disco L'Homme a tète de chou, una genial amalgama de discreto rock progresivo, film noir, ritmos africanos y toques de electrónica como Lunatic Asylum el tema que cierra el disco en que la neuropsiquiatría se encuentra con los parásitos de la radio.





                                          El decadentismo de la casa de Serge Gainsbourg



                                                 Tres instantaneas del film Melody Nelson