domingo, 27 de diciembre de 2020

Tras la sonda de El Archipiélago Sideral


Pese a que todavía no se ha podido presentar al público debido a las sucesivas sacudidas de la pandemia sí que al menos en este espacio me gustaría anunciar El archipiélago sideral  (una pastoral interestelar), la edición número 12 de los Libros de La Micronesia, colección de libros de artista editado por De la Pulcra Ceniza que en esta ocasión toma como punto de partida los versos que Arthur Rimbaud escribiera a la altura del verso 85 del libro El Barco Ebrio donde en un estado de videncia absoluta contempla los archipiélagos siderales. Considerando que el formato de esta colección tiene un envoltorio semejante al del estuche de un compact su director Juan Miguel Muñoz decidió para esta ocasión que el lector si encontrara un disco para lo que confió en mí en que pudiera hacer la música, algo que me ilusionó enormemente habida cuenta de la admiración que tengo por esta colección. Nada más leer los versos pensé que Rimbaud había sido un poeta que en el mundo de la música había trascendido especialmente en los círculos del rock neoyorkino de los setenta (Patti Smith, Tom Verlaine, Richard Hell), en un ámbito más cercano al mío me acuerdo de la apropiación de su apellido por Penny Rimbaud de Crass y Robin Rimbaud de Scanner pero ciertamente no encuentro rastros claros en ellos del poeta francés salvo una identificación de creatividad y rebeldía adolescente. Vuelvo a leer los versos, me llega "el vaivén ruidoso de la marea airada", es evidente que me tengo que salir de los arquetipos de la "space music" pero me hace gracia que verbos recurrentes a ella como flotar o navegar tengan también una dimensión marítima, si transito por ella será a través de un océano "solariano" empezando a modularlos con tonos y frecuencias para una noche sin fondo. 

Fondo sonoro para un bosque sideral. "El ruido sedoso del viento en la fronda y el sonido melancólico en la esquila".

Al igual que  en los tiempos de Rimbaud las islas más esquivas fueron solo posible vislumbrarlas con el catalejo, los estados de ensimismamiento y revelación que vivió Rimbaud son preludio de los que en libro narra Juan Miguel Muñoz a través de una sucesión de cosmonautas que sin ningún vínculo anterior con la poesía los trasladan a través de borradores y breves poemarios; es el caso del ruso Vladimir Kino asesinado por la secta Isola Solaris por traspasar arcanos superiores. Semejante visión de trance poético se encuentra años después en el norteamericano Alexander Wyle tras cruzar en solitario el sistema solar hasta los límites de la heliopausa y depositar en puntos de una órbita asignada contenedores de grafito. Su voz tras llegar a la Tierra después de una hora expresaba: "Un gran diamante se ha interpuesto en el camino de la carga. La arista de una inmensa luz rota en facetas ha pasado su filo impecable sobre el metal. El acero ha sangrado y el grafito ha fluido en regueros de hollín". A su regreso fue diagnosticado con el Síndrome de Inspiración Verbal Súbita Espacial una especie de neurosis visionaria a la que se añadió las dudas de su autenticidad deudora según algunos estudiosos de Vladimir Kino. Algo de mejor suerte tendría Kathy Powell cuyos poemas Canícula Orbital llegaron incluso a distribuirse con una edición limitada en la librería City Lights. Basados en su avistamientos mientras su nave se acrecaba al asteroride Pyro, fueron recuperados del olvido por un presentador de late night televisivo que aseguraba tener contacto con William Burroughs a través de sueños donde le hablaba con su voz cavernosa acaso recordándole su creencia de que el hombre es un artefacto diseñado para el viaje espacial. 

El diccionario científico de Trévoux de 1752 Relatos cosmológicos nos dice: "multitudes de islas nacientes surgieron de los mares de la región de las tempestades como osamentas y nervios de la tierra". Sin embargo esta terra incógnita de dimensión paradisíaca o infernal desaparecería en el siglo siguiente de Rimbaud, con la desaparición de la navegación a vela sustituida por el vapor  y la mayor precisión cartográfica como apunta Juan Miguel Muñoz  en el último capítulo Hacia la Polinesia Estelar:" De manera doblemente profética Rimbaud no solo ha señalado el solar del cielo como nuevo vivero de islas, también augura que serán ínsulas inmateriales. El acceso traumático de islas y su impacto sobre el mar de los sargazos de la mente es el del pasado. El futuro es indoloro porque los archipiélagos siderales tienen la consistencia de la luz: fotones puros que accederán hasta la mente de manera incruenta. Por epifanía". En el siglo XX otra adolescente la británica Jocelyn Bell capta en la Universidad de Cambridge diversas señales de pulsares, señales de radio intermitentes que actúan como un faro en el firmamento y que llegan a pensar en su momento hacia mensajes extraterrestres, sus representaciones gráficas reproducidas en la Cambridge Enciclopedyc of Astronomy serían alteradas por Peter Saville para la portada Unknown Pleasures de Joy Division cuyo cantante Ian Curtis tenía en Rimbaud un referente de ebria adolescencia y osamenta esperpéntica.

Para cerrar esta singladura de deriva paradisíaca Juan Miguel Muñoz escribe: "La injuria de los años caerá sobre nosotros; la usura del tiempo y el aguacero constante de la muerte sobre la escarcha de la carne y el polvo del planeta lo arrastrarán todo al sumidero. Este mundo habrá mudado de piel una y otra vez el día memorable en que desde la sonda Rimbaud (qué otro nombre se le podrá imponer si no ese) llegue una imagen de islas remotas, la primera instantánea de un archipiélago sideral: islas y calcio luminoso en el confín de un cosmos negro y cárdeno de polvo y roña sublimes". Esta narración del tramo final de la sonda pienso puede estar evocada en paralelo por mí en la pieza con que acaba el disco, Simiente de Astros, con ello cierro un viaje de lo pastoral a lo crepuscular.




                                                      Ilustraciones de Juan Miguel Muñoz

                                            El tendedero radiotelescopio de Jocelyn Bell


              William Burroughs y Stanislaw Lem como oceáno cosmonautas del siglo XX



Exterior e interior de El archipiélago sideral con textos de Juan Miguel Muñoz y música de Javier Hernando
Ediciones De La Pulcra Ceniza 2020.

miércoles, 9 de diciembre de 2020

Conrad Schnitzler, los años del Paragon Studio




Descubrí a Conrad Schnitzler en 1978, no en ninguna revista especializada de música electrónica o experimental sino en la muchas veces sorprendente Popular 1, concretamente en la sección de novedades discográficas que venían en el centro de la revista cubriendo el póster desplegable, el disco en cuestión era Con originalmente editado por el sello francés Egg, tuvo una inmediata distribución en España a cargo de Movieplay junto a otros lanzamientos de su colección como Tim Blake. Incomprensiblemente se ignoró el fantástico Stand By de Heldon. Después de los de Kraftwerk era el primer disco de música electrónica que me compraba atraído además por la portada ultramoderna que le singularizaba de muchas de la época de ese estilo y también por las diferentes fotos de la contraportada agrupadas como Intermedia-Life-Action en la que Schnitzler aparece con un look no muy alejado del glamuroso futurista que presentaba Klaus Nomi. Curiosamente el recuerdo de su escucha lo tengo más presente cuando lo ponía en la tienda de Gay&Co y muy especialmente en un momento que catalogando novedades accidentalmente este sonó cruzándose con un disco anodino de jazz funk de Steve Kahn que estaba en el otro plato adquiriendo otra dimensión sin duda más excitante; este descubrimiento lo amplíe a otros discos, un acto de diversión que sin embargo reconozco se alejaba del penetrable sonido sintético, unas veces estático otras oscilante.

Poco después encontré ya mucha más información sobre él desde las páginas de Eurock con una entrevista que le había hecho David Elliott, allí contaba entre otras muchas cosas la buena relación que tenía con Peter Baumann (pese a que este ocupara su plaza en Tangerine Dream) y que originó su entrada en los Paragon Studios de Berlín, allí llegaba en bicicleta con un pequeño Korg, un secuenciador y su inseparable EMS vcs3, instrumentos que marcan gran parte de su ya anterior década discográfica y que vuelven a estar allí presentes aunque la producción de Baumann los atenúe con tratamientos de modulación de anillo y harmonizadores y por la incursión de algún sintetizador propio al que Conrad le añade un toque de "echo-rhythm" originando Ballet Statique quizá el tema más recordado de este disco hasta el punto que muchos lo recuerdan con este nombre. Sin duda los Paragon Studios tendrían una atmósfera idónea de trabajo, coincidiendo con estas sesiones Cluster grababan Grosses Wasser, luego también pasarían el propio Roedelius, Asmus Tietchens y  Conrad Schnitzler grabaría allí otros discos como Consequenz, Con 3, el maxi Auf Dem Schwarzen Kanal y ya en 1982 con el mismo formato el proyecto Berlín Express en la que Peter Baumann se implicaría incluso como coautor poco antes de que decidiera trasladar los estudios a Estados Unidos.

La edición del disco Berlín Express es su primer y único lanzamiento a cargo de una compañía grande como era el caso de RCA que le obligaba a unos actos de promoción que rapidamente desestimó, está claro que el sello no conocía las singulares acciones de promoción de su música que le llevaba a interactuar con los peatones en la calle ya sea con su casco altavoz o con los reproductores de cassette apegados a su cuerpo como ocurrió en el Ars Electrónica de Linz en 1980 en el exterior del teatro donde Klaus Schulze estaba haciendo un concierto con un pantalla gigante y gran despliegue tecnológico. Muy marcado por Joseph Beuys, con quién estudió, las actuaciones de Schnitzler son más bien acciones en que traslada su pequeño estudio presentándolo casi como una escultura en lugares tan diversos como el berlinés Café Einstein, un ascensor en París o de nuevo interactuando con el público en la Neue Galerie de Aachen, un vídeo grabado allí permite verlo con la misma indumentaria que la contraportada de Con. Este vídeo inédito durante mucho tiempo puede verlo gracias al envío de una cinta que le mandó a Andrés Noarbe en la que también habían muchos otros a raíz de los intercambios previos a la edición en 1986 en Discos Esplendor Geométrico del disco Consequenz 2 a la que seguiría al año siguiente Congratulation. Desde entonces gran cantidad de la producción de Conrad Schnitzler, que se acrecentó después de su fallecimiento, no podía faltar en el catálogo de Rotor incluyendo las recientes reediciones que el sello Bureau ha realizado de todo este período aquí expuesto.









                Portadas de tres de los discos grbados en los Paragon Studios de Berlín



                                           
Dos acciones de Conrad Schnitzler, arriba en las calles de Linz (1979), debajo en París (1980)

                                          Musik mit dem publikum, Neue Galerie Aachen


sábado, 28 de noviembre de 2020

Audiografika, Javier Cinca y la red de intercambio postal de audioarte en la época pre-internet


                                                         

En la pasada entrada mencionaba el placer que suponía abrir un apartado de correos para los que participábamos en los años ochenta en toda la red de intercambio de cassettes en las que estos venían acompañados con impactantes diseños gráficos que podían recurrir desde la más sublimada poética a la imaginería  más terminal, estos últimos eran los más habituales sobre todo en la música industrial algunos de cuyos más conocidos exponentes como Genesis P- Orridge o Monte Cazazza ya acudían a esta práctica divulgadora y artística en la anterior década intercambiándola con artistas de diferentes áreas que se agruparían en la International Contact List of the Arts antecedente del C.L.E.M. (Contact of Electronic Music), todo este inmenso flujo pasaría a conocerse como mail art y tenía como antecentes de estos a movimientos como Fluxus o la Internacional Situacionista. En nuestro país podemos encontrar de nuevo a ZAJ como precursores aunque ya más bien en un entorno museístico, el mismo que lleva a la exposición de 1978 Negro sobre blanco en Segovia y otra celebrada dos años más tarde en la Metrònom de Barcelona. Sin embargo la red de músicos o si se prefiere manipuladores sonoros a que aludía antes está descentralizada de los museos, surgiendo además de manera espontánea, será al cabo de un tiempo en que empezará a intercambiarse material con artistas de mail art.

De todo este flujo de francotiradores sonoros que tuvo nuestro país Javier Cinca fue quizás el que más estuvo involucrado en la segunda mitad de los ochenta con el arte postal. Años antes desde Ortega y Cassette conocíamos de cerca su actividad musical desde Zaragoza como Bulbo Raquídeo debido a su estrecha amistad con Ángel Lalinde como también su propio sello editorial S.T.I. (Sindicato de Trabajos Imaginarios) y el fanzine Particulars Motors que evolucionaría desde una estética de maquetación punk de sus primeros números a una depuración gráfica más artística protagonizada por muchos artistas y sellos de audio arte con los que establecerá una fluida relación de intercambio postal. Varios de ellos, Henri Chopin, Bernard Heidsieck o Arrigo Lora Totino iban a protagonizar en 1990 el audiolibro Audiografika en un subsello de S.T.I. llamado PO.SO (Poesía Sónica), diferentes avatares impidieron esta publicación y ha tenido que ser ahora que este proyecto se haya visto recuperado.

En la versión actual de Audiografika (Once Upon..1989) podemos encontrar a través de sus más de doscientas páginas toda una selección de cartas, ensayos o collages destinadas a Javier Cinca, trabajos de cuidada tipografía en la línea de libros de artista o como bien apunta Juan Vacas en su prólogo muestras de como la inmediatez del "do it yourself" del portastudio Tascam tuvo su paralelo en el potencial de las impresoras fotocopiadoras. Algunos representados como Luis Mesa, Das Synthetische Mischgebewe o Étant Donnés ya habían grabado en S.T.I., Vittore Baroni a través de TRAX fue uno de los más asiduos contactos de Javier o Francesc Vidal en cuya revista Fenici llegó a colaborar en algún número. Hablando de publicaciones que recogían estos trabajos también habría que mencionar la etapa final de Trepidación o P.O. Box. No podían faltar en Audiografika dos de los más destacados representantes del mail art y accionismo de este pais como Francisco Felipe de La Otra Cara de Un Jardín o Pedro Bericat que contribuye con un flexi disc que encontramos al final de este libro que tiene el añadido del diseño gráfico de Ángel Lalinde Laita, otro vibrante zaragozano. Un libro altamente recomendable de edición limitada a cien copias que puedes pedir a Libros del Rescate el espacio de Javier Cinca como librero (librosdelrescate@gmail.com) o Morada sónica (info@moradasonica.com)

El audio de la cassette Audiografika se puede decargar a través de Archaic Inventions


                                                            Henri Chopin

                                                               Giovanni Strada

                                                             Ruggero Maggi

                                                      Das Synthetische Mischgewebe

                                                                     Ivan Sladek
                                                             Francisco Felipe
                           
                                                         
                                                                   Serge Peirat

                              Particular Motors, Diciembre 1986
        

lunes, 16 de noviembre de 2020

Un brindis por las cien referencias de Hazard Records




Después de que el sello se fundara en 1998 Hazard Records ha llegado a las cien referencias y lo hace con tres lanzamientos de muchísimo valor que merecen la atención debida. Anki Toner, director del sello rememora en "La Hora Ignorantiana" el título remite a la cassette original de Anton Ignorant "La Hora Feliz" publicada en 1986 y cuenta con varios registros de diferentes proyectos suyos como The Ignotoner el proyecto que tuvieron conjunto y diferentes grabaciones recombinadas en forma de collage con un sugerente continuum procedente de varios discos que él le había regalado o que habían escuchado juntos. Sin duda una emotiva evocación surgida de un encargo de Shak Benavides para Tesla FM que emocionará especialmente a todos los que lamentamos su pérdida hace dos años. La segunda novedad la encontramos en "Aislamiento, lejía y reparación" de Javier Piñango, en él encontramos las siete entregas sucesivas que previamente habían sido publicadas en su canal de Soundcloud, en ellas el encierro y tensión que provocó el confinamiento pandémico queda amortiguado por las modulaciones dramáticas de su inseparable MS20 con sacudidas de voltaje que nunca se descontrolan, algo complejo de conseguir para los que conozcan este sintetizador, un ejercicio como él dice de sanación mental ante una nueva realidad que es un desierto. Por último la referencia que justo cumple el centenar es Capriccio Nelfango, su origen se encuentra en las improvisaciones que el año pasado realizaron conjuntamente el grupo Sterorent, Adrià Bofarull y el propio Anki Toner, estas sesiones han sido recontextualizadas en formas de atrayentes temas de corta duración que pueden encajar muy bien en un formato de disco que el sello anuncia para dentro de poco. 

Curiosamente la trayectoria en solitario de Adrià y Anki esta precedida en sus comienzos a la pertenencia a dos de los grupos barceloneses más inquietos que había en los noventa Beef y Superelvis, tras la marcha de ellos ambos decidieron sumergirse en nuevas tecnologías que seguramente evolucionaban más rápido que la instrumentación rock aún en caso de esas formaciones tan abiertas, el primero  através del sampler y el segundo con  diferentes técnicas de recombinación y apropiacionismo sonoro que en esos momentos vivía una gran tensión originada desde la actitud de la industria discográfica con demandas a grupos norteamericanos como Culturcide y Negativland o el grupo precedente de KLF Justified Ancients of Mu Mu en Inglaterra, otra partícipe de este ámbito como es Vicky Bennett con su proyecto People like us padecería este acoso en nuestro propio pais con una inesperada visita de un inspector de la SGAE tras su actuación en el Sónar, esta institución supuesta garante de los derechos de autor actuaría en realidad como agente de la industria discográfica y sus acciones bien merecían tácticas de resistencia como fue la creación de Hazard Records cuyo primer punto de su manifiesto no puede ser más claro: "La propiedad intelectual no solo es un robo (como toda propiedad, decía Proudhon), sino un abuso, una vergüenza y una herramienta de censura".

Los comienzos de Hazard Records se ma antojan heroicos, la novedad de las grabadoras de cd permitían una autogestión de duplicación semejante a lo que ocurrió antes con la cassette, aunque su práctica exigía una ilusión y paciencia que tiene sus primeros frutos en los cds de Alfredo Costa Monteiro, Superelvis y Música Veneno, una presentación en la Sala Heliogàbal de Barcelona y nuevos lanzamientos que bien podías encontrar en otro lugar emblemático de la ciudad como era el añorado Marx Bar, su dueño Xavi Marx protagonizará varios lanzamientos del sello que se proyecta desde un lugar emblemático del underground barcelonés o desde un artículo de El País, hoy en día algo impensable. Este empeño pronto tendría una contrariedad al comprobar que muchos cd-r se degradaban con el tiempo,  lejos del desánimo se decide explorar el formato de descarga en mp3 convirtiéndose en un netlabel, todavía en esos días las descargas y subidas a la red eran lentas pero por otro lado surgen iniciativas como Internet Archive que permiten una acogida del sello en un inmenso archivo universal de dominio público.

Tras la transformación de Hazard Records como netlabel han surgido en nuestro pais muchos otros, algunos inmediatamente después como Con-v o Alg-a han dejado de operar. Sin duda la inmediatez del medio tanto a nivel de edición como elemento de escucha muchas veces en soportes portátiles es cómodo y a la vez se convierte en un bucle donde muchas veces las composiciones son originadas desde esos medios, especialmente desde laptops. Quizás esta omnipresencia digital sea a veces excesiva para gente de mi generación cuyo feedback de recepción o intercambio a una obra realizada lo encontrabas al abrir la casilla de un apartado de correos en vez de los contadores de descarga o los "me gusta" de rigor. En fin, los tiempos son los que son y hay que reconocer que estos días internet nos ha proporcionado multitud de muestras de audio streaming que nos ha aliviado bastante toda la adversidad circundante. Solo esperar desde aquí que esta sobrecarga de ofertas no impida una escucha atenta a estas tres novedades que presenta Hazard Records y por qué no de otras referencias anteriores que garantizan sorpresas y descubrimientos. Tiempo habrá para celebrarlo.

    The Ignotoner, Anton Ignorant y Anki Toner, foto Carmen Milla, 2011




                                         
    Los tres primeros lanzamientos de Hazard Records

                               
                                        
 
Algunos lanzamientos de Hazard Records, el último de ellos un tributo al disco U2 de Negativland a través de File Under Toner, nombre que Anki Toner toma del título de un libro de Chris Cutler.

 La impagable contraportada de la recopilación Never understimate human stupidity


Uno de los varios lanzamientos de Xavi Marx en el sello cuyo bar (foto superior) protagonizó muchos eventos relacionados con el sello como el que se reproduce a continuación.





miércoles, 4 de noviembre de 2020

Víctor Erice y la música intangible

Cuando leí la aparición del libro Víctor Erice y la música a cargo de José Ángel Lázaro López en ediciones Shangrila pensé si la filmografía del director daba tanto para llenar un ensayo de más de trescientas páginas pese a que uno recuerda como uno de los momentos más sugerentes de El Espíritu de la Colmena cuando Fernando Fernán Gómez ya en plena noche comienza a silbar sigilosamente el tango Caminito mientras las niñas acaban de dormirse tras fantasear sobre la película Frankenstein que han visto en el pueblo y su mujer Teresa aparenta dormir oyendo sus pasos acompasados, poco después él se sienta y se pone unos auriculares para oír una radio de galena de la cual no oímos su transmisión pero sí unos fascinantes fragmentos de música electrónica a cargo de Luis de Pablo, un momento de intimidad e interioridad reforzada por la penumbra ambarina magistralmente tratada por el director de fotografía Luis Cuadrado. Lamentablemente estos fragmentos no están editados ni en la discografía de Luis de Pablo ni como banda sonora de una película que parece no tenerla, salvo en los títulos de crédito, sin embargo una música casi intangible recorre la película en que la práctica fílmica te lleva a territorios de música concreta donde pueden convivir el ruido de las colmenas de abejas con el silencio y susurros del interior de la casa.

Víctor Erice no piensa en la música simplemente como refuerzo de imagen, esta aparece de una manera extradiegética y discreta exceptuando momentos destacados de sus películas como el pasodoble En Er Mundo donde el carácter popular del acordeón adquiere una gran dimensión emocional, este instrumento aparecería de nuevo en alguno de sus posteriores cortos pero es sin duda el piano el más presente en su cine especialmente en La Morte Rouge con pasajes de Arvo Pärt y Federico Mompou que en el contexto biográfico del film evocan de alguna manera las clases de solfeo de su niñez, como dice el autor del libro el aura sonoro adquiere "medicina de la tristeza y consuelo de la aflicción". Erice cuenta que durante los rodajes percibe una voz que casi le canta, una ensoñación confundida en la realidad de cuando descubre durante el rodaje de El Sur en un convento a una anciana tocando un armonio con una pieza de la que nunca supo su título.

A título particular rememoro que a cada pase televisivo de El Sur mi padre se emocionaba de júbilo con el baile de Agustín y su hija Estrella en el viejo restaurante bajo los acordes de En Er Mundo que por cierto constituye la portada del libro antes referenciado. Él nació en Ochando el pueblo segoviano colindante con Hoyuelos donde se rodó El Espíritu de la Colmena, en esos paisajes pasó el su primerísima infancia donde mi abuela, que era maestra, acudía en ocasiones  a la casa familiar de Fernando y Teresa en la película regentada entonces temporalmente por el Marqués de Lozoya, hablo de los primeros años veinte del siglo pasado. Cuando mi padre falleció decidí recorrer estos lugares con mi viejo R-5, incluido el bar donde en su ahora anexo las niñas ven atónitas la película Frankenstein mientras su madre se desvanece en bicicleta bajo el mortecino alumbrado nocturno del pueblo que aún seguía en apaciguado silencio.








                                   Diferentes instantáneas de El Espíritu de la Colmena (1973)



                         El piano en la sombras. Tres instantáneas de La Morte Rouge (2006)


                                              Víctor Erice en momentos de instrospección


El Espíritu de la Colmena, la casa de Hoyuelos donde se pasa Frankenstein treinta años después (2003) con mi viejo R-5 en primer plano reposando de las carreteras de la meseta segoviana.