Como muchos sabréis, Juan Antonio Nieto dejó de estar físicamente entre nosotros el pasado 27 de febrero. Desde aquí mi más profundo pésame a todos sus seres más queridos y muy especialmente a Almudena, su pareja durante tantos años. He de confesar que descubrí su trayectoria hacia 2010 un tanto de rebote al conocer la existencia del disco recopilatorio Tori No Kaigi editado por Trente Oiseaux en el que también estaba incluido Steve Roden un músico que siempre me ha atraído. Conociendo la trayectoria del sello que comenzó con un disco de Francisco López pensé que sería un músico cercano, pero nada más lejos de la realidad, pese a trabajar los dos con grabaciones de campo reconocí con asombro los comienzos de Juan Antonio en la escena de la nueva ola madrileña de finales de los setenta y primeros ochenta a través de formaciones como Alphaville o El Aviador Dro ocupándose en ambos casos de la percusión, tras esta experiencia inicial una ruptura total semejante en gran medida a la que también tuvieron con diferentes matices Arturo Lanz y Gabriel Riaza en Esplendor Geométrico, Jaime Munárriz en (Los Monaguillosh) o Julián Sanz (La Fundación), una ruptura que se transformó en los primeros trabajos en solitario firmados con el seudónimo de Pangea.
Con este nombre comenzó una trayectoria con gran cantidad de lanzamientos y numerosas apariciones tanto en Sudamérica como en Europa que ocasionó gran cantidad de colaboraciones como Leo Alves, Maria Chavez, Luis Marte, Daniel Vélez, Zan Hoffmann, el agitador cyberpunk Kenji Siratori o el también batería Han Bennink que lo incluyó en el grupo de improvisación Hipermodern Group. Aunque es con Javier Piñango con quien compartiría más registros y actuaciones en una simbiosis de modulaciones y disonancias a veces inquietantes, otras ensoñadoras. En efecto, los desarrollos auditivos de Juan Antonio combinan un hipnótico poder evocador contrastado con sonoridades domésticas en ocasiones y la aspereza de ausencia de tratamientos en otras bajo el manto de programas de ordenador, instrumento habitual de sus actuaciones del que no renuncia a su errancia digital, algo por cierto muy valorado en un sitio tan representativo de estas sonoridades como es Viena a través de actuaciones o la edición de Imperfect por el sello local Moozak en forma de casete, formato que le permite prever esa errancia unida la degradación posterior de la cinta.
Sirva esta entrada no solo para el recuerdo sino también para que la gente se sumerja en su sustancial producción en sellos foráneos o nacionales como Audiotalaia, Marbre Negre, Ruidemos o Gruppo Ungido, de estos dos últimos dos citas de sus responsables en el momento de las ediciones Nuevo entendimiento de la confusión y Umber.
"Un magma impenetrable de figuras turbadas, encendidas por una honda luz en el corazón, y un suave oleaje dominando un vaivén de ruido y bulliciosa actividad, sobre un manto de sílice". Sarah Vacher
"En la umbría del sonido donde no estamos". A. L. Guillén
Tori No Kaigi (Trente Oiseaux 2010)
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