
Se cumple este mes cincuenta años de la edición del Radio Aktivität de Kraftwerk, un disco trascendental en la música electrónica cuyo legado es enorme en un sinfín de estilos que esta ha generado. 1975 fue un año destacado en la trayectoria del grupo de Düsseldorf después de afrontar su gira norteamericana paralela al éxito que el disco Autobahn había tenido en ese país cuyas ganancias les permite a su regreso a casa la creación de un estudio propio Kling Klang donde tras apenas un pequeño descanso comienzan a trabajar en este disco. Para ello Ralph Hütter y Florian Schneider invitan a Karl Bartos como miembro fijo en la formación acompañando las tareas de percusión de Wolfgang Flür. De esta manera durante el verano comienzan las grabaciones de Radioavtivity con unas novedades de instrumentación que marcarán el devenir el disco como la inclusión del Vako Orchestron, un órgano de ampliación electrónica originado por vinilos transparentes pregrabados ejecutado por Ralph Hütter, la síntesis de voz y vocoder propiciada por Florian Schneider y la depuración de toda la percusión electrónica tras el encuentro con el ingeniero Peter Bolig del que ya habían visto algunas de sus invenciones en los estudios de Conny Plank.
El resultado de todas estas grabaciones es asombroso, dos temas como Radioacrtivity o Antenna se perfilaban como los que iban a tener más alcance popular con su gran dinámica conseguida todavía sin secuenciadores, pero es la combinación de estos junto a temas más estáticos más diferentes introducciones e inlerludios quienes en su conjunto dan a sus 38 minutos de grabación una extraña sensación de relajación e inquietud, ruidos que se hacen estáticos y que en ocasiones más que sonar vibran. La ambivalencia de alternar el mundo de la radioactividad y la radio era todo un desafío aumentado por todo el trabajo gráfico de Emil Schult en la portada con el modelo de radio Volkempfanger desarrollado en la Alemania de los años 30. En las entrevistas que dan Ralf y Florian ese mismo año declaran el poso que les dejó en los primeros sesenta escuchar las emisiones nocturnas sin nada de publicidad con programas como Natchmusik emitiendo registros de música contemporánea y electrónica con gran presencia de Karlheinz Stockhausen, un seguimiento que también mantuvieron radioescuchas como Holger Czukay o Asmus Tietchens. Añadir, como apuntaba Karl Bartos en su libro, que Pierre Schaeffer hablaba de un isótopo radioactivo que crea una estructura sónica. Una resonancia moldeada por el vocoder de Florian Schneider en Uranium nos transmite intrigante: "Soy tu sirviente y señor al mismo tiempo. Por lo tanto, trátame bien".
Otro elemento novedoso es que en la foto interior del álbum el grupo presenta una imagen de elegancia europeizada ya iniciada antes por Florian Schneider más cercana al mundo de la música clásica con la cual simultaneaba el recién llegado Karl Bartos. Esta imagen impacta tanto como su música en todo el mundo del rock como bien demuestra la entrevista ofrecida este mismo año a Lester Bangs en la revista Creem en la que este se muestra tan desconcertado con ellos como pocos meses después en ese mismo año con la aparición del disco de Lou Reed Metal Machine Music, ambas parecen representar para él la deshumanización del rock. Aún y así nuevos incondicionales son atraídos por ellos percibiendo que con esa imagen tan antigua del disco sin paradójicamente están prediciendo el sonido del futuro. De sobras son conocidos los casos de David Bowie e Iggy Pop que caía en la somnolencia hipnótica nada más comenzar Geiger Counter, pero la lista se puede ampliar a gente tan dispar como Young Marble Giants cuyo Wind in the Rigging que cierra su disco Colossal Youth tiene el mismo efecto melancólico de Ohm Sweet Ohm que lo hace en el de Kraftwerk o Maurizio Bianchi que hace un ejercicio de mutación extrema al alterar Mitternacht o Radiosterne para su casete Venus en 1979 o en la presentación de su otra casete Aktivitat.
A título particular el disco me impactó sobremanera. A diferencia de mucho material de la época que descubría en programas de radio, la existencia de Kraftwerk fue en un número de la revista Disco Expres lanzado en 1975 justamente un mes antes de la edición del disco. Al no tener todavía tocadiscos pude oír por fin Radioactivity al año siguiente en casa del hermano mayor de un amigo mío en Tiana precedido o continuado con un disco de Laura Nyro, ambos adquiridos en una tienda de la calle Dublín en Barcelona muy bien surtida. Una vez que puede grabarlo en casete este me acompañaba con asiduidad con escuchas tan singulares como una en una casa de la Plaza Loreto de Gandía mientras se cambiaban los nazarenos para el paso en Semana Santa absortos ante The Voice of Energy. También en la Comunitat Valenciana, concretamente en Picassent, Bernardo Cordellat de Juguetes de Precisión eligió el disco como preludio a una actuación en el patio de un bar del pueblo en 1980 ante una audiencia que entremezclaba de manera asombrosa punks venidos de Valencia y músicos de la banda del pueblo. Al año siguiente pude ver al grupo por primera vez actuar en el Pabellón del Picadero en Barcelona presentado Computerworld, pero eso es otra historia.









