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lunes, 17 de junio de 2024

Remedios Varo. Los hilos invisibles de la música y su escucha como conjuro



En poco tiempo hemos tenido en nuestro país dos lanzamientos influidos por dos cuadros de Remedios Varo, me estoy refiriendo a la recopilación de Escupemetralla Presencia Inquietante y al último trabajo de Trajedesaliva Bordando el manto terrestre. Poco antes a ellos la pintora española exiliada en Méjico ya había sido homenajeada por John Zorn y  Oren Ambarchi por no hablar del uso de su cuadro Los Amantes por Madonna en uno de sus videos quien además ha comprado en subastas parte de su obra que cada vez, como ocurre con Leonora Carrington, alcanza cifras astronómicas.

Siendo el surrealismo un movimiento en que la música alcanzó un protagonismo difuso es en la obra de Remedios Varo donde esta queda más presente a través de unos espacios etéreos con personajes andróginos en aparente serenidad pese a inquietantes presencias incorpóreas de acompañamientos o fondos de paredes agrietadas. Una gran cantidad de ellos están tocando o manipulando instrumentos que uno habría que preguntarse a qué podrían sonar. Conociendo su personal universo su posible escucha actuaría de conjuro o intercedería  fenómenos psíquicos conectados a la energía eléctrica de muchos de sus artefactos que remiten con una asombrosa similitud a los vividos en su infancia a las hilaturas de su Anglès natal y que actúan como fuerza motora de vida.

Son muchos los libros que aparecieron en los últimos años sobre su obra sobretodo a raíz de exposiciones en Estados Unidos (muchos años antes en 1966 Thomas Pynchon tres años después de su muerte la citaba en su libro La Subasta del Lote 49) pero Viajes Inesperados/El Arte y la vida de Remedios Varo de Janet Kaplan escrito en 1988 sigue siendo el libro que más revelaciones aporta sobre su obra, centrándonos en su interdependencia con la música sirva por ejemplo este extracto basado en su cuadro Armonía que precede esta entrada: "Varo incide repetidamente sobre el tema de la música como símbolo de la totalidad que buscaba. En Armonía crea un mundo que es el del compositor, un mundo tranquilo, oscuro, fecundo, de dedicación al estudio. Un personaje andrógino,cuyas facciones se parecen a la de la pintora, está sentado en un estudio de aspecto medieval llenos de instrumentos propios del alquimista, y va cogiendo objetos del arcón -sólidos geométricos, joyas, cristales, fórmulas escritas a mano que coloca en un pentagrama tridimensional, creando a partir de un caos de posibilidades un orden que es la música. El personaje está tratando de encontrar el hilo invisible que une todas las cosas, por eso, en unos hilos de metal, ensarta toda clase de objetos. Como Pitágoras, que buscaba la secreta armonía entre la música, la naturaleza y las matemáticas, el compositor está tratando de unir lo abstracto y lo concreto por medio de la intangibilidad del sonido".

         El pianista enmascarado, 1935. (Podría ser un collage de H.N.A.S.)

                                                        Música solar, 1955


                                                        Roulutte, 1955

                                   La ciencia inútil o El Alquimista, 1955

                                                          La creación de las aves, 1958

                                                                      Flautista, 1955


Imagen de la tienda de discos Sala Margolín regentada en Ciudad de México desde los años 50 por Walter Gruen, el último compañero sentimental de Remedios Varo.


Antiguo conjunto textil de Anglès



                                              John Zorn, Homenaje a Remedios Varo


jueves, 19 de octubre de 2023

Philip Lamantia. Las máquinas solares registran los cultos sonidos de los poetas



De singular relevancia se puede considerar la aparición hace unos meses de una selección de poemas en dos volúmenes del poeta norteamericano Philip Lamantia a cargo de Varasek Ediciones. Salvo en la Antología de la Beat Generation que apareció en España en 1970 no había ninguna traducción de su obra que para esta ocasión ha contado con Vicenç Quera, responsable también de su selección, quien presentó el libro en la madrileña librería Enclave junto a dos miembros del Grupo Surrealista de Madrid. Esta última presencia da idea que la fragancia literaria de su autor está en gran sintonía con esa corriente artística que desde muy joven rastreaba en publicaciones como la revista View. Este mundo onírico vino precedido por lo que el llamaba "fantasías del misterio", algo que le transmitían medios como las películas o la radio sobre lo que posteriormente escribió en su ensayo Radio Voices: A Child's Bed of Sirens.

La música sería otra de sus grandes pasiones desde que Paul Bowles le introdujera al jazz moderno y el bebop coincidiendo con toda la comunidad beatnik que como en el caso de Jack Kerouac consideraba a este "el sonido de la noche"o en el caso de William Burroughs "pura cocaína metálica". Jazz, misticismo y marihuana era un camino hacia el éxtasis asentados en lugares con un halo de tinieblas y marginalidad, como se puede apreciar en su poema Luz Hipodérmica:

Viejo tras el espasmo de medianoche
la gramola aguarda el caballo
música de alrededor de medianoche
me peino el pelo bop
listo para cocinar
¡Júpiter gime!
heroínas de despertar visionario a la luz de Bird y el Libro de la salida al día
el cerebro espiritual de la pipa inverna junto al Nilo
vieja aguja hipodérmica bajo el pie de Anubis
Madre Muerte
Estoy en la barca de Ra Set
¡Soy Osiris cazando estrellas su cola negra del sol!
Es el fin de las medianoches bop melancólicas y tristes.

El poema insinúa el disco de Miles Davis Round About Midnight cuyo primer tema era Round Midnight de Thelonius Monk y también el pálpito por la mitología egipcia compartido por la cineasta Maya Deren en cuyo film At Land aparece junto a ella  caminando por un incierto lugar en que a continuación se transforma en la figura de John Cage.

Como ocurrió a otros representantes de la generación beat, la zona internacional de Tánger sería un punto de deriva y encuentro que se simultaneaba con viajes a Europa, en especial París, donde Lawrence Ferlinghetti le ofrece la posibilidad de publicar en City Lights, algo que se concretaría en su posterior residencia en España hacia mitad de los sesenta en la localidad de Nerja tras una estancia más breve en Segovia. Mis ancestros en ese lugar me animan a plasmar uno de sus versos escritos allí:

Una y otra vez el crepúsculo del Canto desde las llanuras de Segovia
levanta el vuelo con el que las deidades mueven los prismas del deseo
¡la copa que se traga la espada, las varas que agitan las estrellas!

Por último, me gustaría destacar que en su regreso a San Francisco en los años 70 el se interesó por toda la vigorosa vorágine punk del lugar, en gran medida guiado por V. Vale editor por entonces de Search&Destroy y posteriormente RE/Search quien trabajaba en la tienda y editorial City Lights junto a Nancy Joyce Peters esposa del escritor. Allí también podía encontrarse en sitios como el club Mabuhay Gardens a un antiguo colaborador como Bruce Conner filmando o fotografiando ese ambiente en cierta manera transmutado en su marginalidad en el tiempo a la de lugares como el night club Black Hawk, lugar de encuentro para todos los incondicionales del jazz más serpenteante de los años cincuenta.

                                                                                                            

                Ejemplares de las revistas View y VVV con contenidos surrealistas



                                       

Philip Lamantia (arriba) con 17 años en el film At Land (1944) de Maya Deren en el que luego es sustituido por John Cage (abajo)

La Six Gallery de San Francisco en 1955, lugar clave de la creación artística de la ciudad

                                                            The Black Hawk night club


 Collage de Bruce Conner para la portada del libro de Philip Lamantia Destroyed Works 





                                      
Escupemetralla Cold Grey Void, título extraído de un verso de Kosmos de Philip Lamantia



Coil tocando en Moscú Blood on The Air, otro poema de Philip Lamantia




lunes, 28 de agosto de 2023

Javier Hernando - Dómina Esteléctrica (Geometrik /Munster Records). Hipnagógica escucha de siniestra resonancia



Acaba de salir mi disco Dómina Esteléctrica en una edición conjunta de Geometrik y Munster Records. Al posible oyente le propongo un viaje de sonido oscilante hacia una zona astral y errática inducida por una mujer metamórfica que avanza luminiscente hacia una habitación oscura que pronto abandonaremos. Sus repentinos susurros de convulsión placentera entre erótica y sombría se entremezclan con el vibrato  de sintetizadores y una máquina reverberante. Inducido por la lectura de Lunar Baedeker de la escritora y artista surrealista Mina Loy, este inframundo hipnagógico lo podría añadir a otros ya anteriormente revelados como María Casares bajo el espectro radiofónico de Orphée, la envoltura litocrónica de la mujer en el Espíritu de la Noche de Remedios Varo o la mujer danzando los sonidos cinéticos de Thanatopsis, el corto de Ed Emshwiller. 

Criaturas nocturnas con envolventes de ectoplasmas y movimientos de femme fatale contoneándose bajo el misterio y la desorientación de formas de ondas mientras atravesamos perplejos avenidas delirantes hacia ocultos puntos de fuga. Parafraseando a David Toop una "mediumnidad de siniestra resonancia" alternada con evocadoras y expresivas construcciones sintéticas de inusitado impacto emocional.

                                    Mina Loy, inductora de Dómina Esteléctrica

    La princesse de l'ombre. María Casares en Orphée
 
                                 Mujer-El Espíritu de la Noche. Remedios Varo

                                              Fotograma de Thanatopsis. Ed Emshwiller 1962


lunes, 10 de mayo de 2021

Le Rachdingue, la discoteca surrealista


El estreno en el pasado año del film Nou Set Dos permitió recrear o dar a conocer según fuera el caso la vibrante escena musical gironina en el ámbito de la música electrónica de baile o si prefiere de eso que se ha llamado cultura de clubs en un período que habría que situarlo entre finales de los ochenta y los primeros noventa y en dos enclaves fundamentalmente, La Sala del Cel en la ciudad de Girona y Le Rachdingue en Vilajuïga (Alt Empurdà). Ambas salas con sus particularidades propiciaron catárticos live acts complementados en ocasiones con videocreaciones o performances de carácter lúdico, una fórmula de la que en gran medida luego los que fueron artífices del Sónar tomaron nota en varias de sus visitas.

Habiendo sido testigo de ambas salas me gustaría centrarme en Le Rachdingue, ya que en esa época la visité en ocasiones al pasar varios veranos en la cercana localidad de Roses, en alguna ocasión acudí junto a la experimentada raver Pili Llorens y también en un inolvidable encuentro con Toni Huertas Cos después de ver aparcada su Harley Davidson verde esmeralda frente al Hostal Xavi de Vilajuïga, dos personas que bien podrían significar el característico ambiente que podías encontrar en el lugar, trance cyber punk y derivadas neohippies con marcados influjos surrealistas, no en vano la discoteca fue apadrinada en su inauguración de 1968 por Salvador Dalí, amigo del escritor francés Henri François Rey de cuyo libro Le Rachdingue publicado el año anterior la discoteca cogió su nombre. No hay que olvidar que en otro extremo de Vilajuïga se encuentra el Castell de Quermançó lugar donde Dalí quería construir un órgano cuyo sonido fuera accionado aleatoriamente por la fuerza de la tramuntana y se expandiera al exterior.

Recuerdo especialmente de la primera vez que acudí las reproducciones de las serigrafías de la silla eléctrica de Andy Warhol que había junto a las taquillas, los collages y objetos reciclados de su propietaria Miette junto al fondo transparente de la piscina interior y los potentes focos de luz orientados a la Bahía de Roses, un decorado que bien podía encontrarse en  Low Flying Aircraft, el libro de J.G. Ballard que contiene pasajes de una particular cosmología ampurdanesa que gravitaba desde el Aeródromo de Empuries al Club Mediterranee, un territorio que bien conocía el escitor inglés habida cuenta de sus estancias veraniegas junto a sus dos hijas en la urbanización Santa Margarita de Roses en los primeros setenta. Pese a la proximidad no hay constancia de que visitara la discoteca, pero sí se asegura que lo hizo Mick Jagger, como también el Bar L'Hostal de Cadaqués algo probable habida cuenta de su amistad con Desmond Guinness cuya saga familiar posee una envidiable casa en la población.  Adelantándonos en el tiempo la sala ha vibrado con representantes del techno de Detroit como Richie Hawtin y Carl Craig o en más de una ocasión con el electro- italo disco de Alexander Rubotnick, escuchar allí temas suyos como Problèmes d'amour o Dance Boy Dance en una noche de San Juan tuvo que ser una delicia.

               Portada original del libro Le Rachdinghe de Henri François Rey. 1967

                                                  La discoteca en sus comienzos

    Le Rachdinge, sesión de realidad aumentada (Bahkti y Pili Llorens). 1991






Nou.Set.Dos. dirigida por Albert Domenech y Òscar Sanchez, premio del público en el pasado Festival In-Edit

martes, 10 de marzo de 2020

Max Ernst, fantaseando su colección de discos




Cualquiera que recorra la exposición sobre Surrealismo y Diseño en el Caixaforum podrá observar en muchas de sus fotos como se apilaban montones de objetos en muchas de sus casas o talleres, algo un tanto paradójico en un movimiento que plasticamente mostraba la fantasmagoría del vacío. En una de esas fotos encontramos a Max Ernst reposando en la casa de Peggy Guggenheim en New York, el ámbito no es muy distinto a varias fotos que siempre hemos visto al hogar de André Breton repleto de objetos exóticos, pero llama poderosamente la atención un enorme tocadiscos con su su altavoz en forma de cuerno  que seguramente no encontrariámos en casa del escritor francés, habida cuenta de su proverbial indiferencia al mundo musical en que alegaba la preferencia del silencio a la música para la contemplación de la cosmogonía poética de la obra surrealista.

A excepción de Erik Satie, de los pocos músicos que tuvieron relación con artistas surrealistas podemos encontrarlos en Estados Unidos como es el caso de Edgar Varèse con obras como Arcana inspiradas por elmundo de los sueños y muy especialmente George Antheil quien compuso obras basadas en los collages de Max Ernst, ambos participaban en un círculo social neoyorkino con figuras locales como Maya Deren y Dylan Thomas que alternaban con artistas europeos expatriados durante la Segunda Guerra Mundial entre los que se encontraba el propio Breton quien escribió en esos días: "Entonces que la noche siga cayendo sobre la orquesta, y que yo, que todavía estoy buscando algo del mundo, quede en mi contemplación silenciosa, con los ojos abiertos o cerrados en generar luz". 

Pese a esta indiferencia al mundo de la música seguida por el surrealismo más ortodoxo y pese a las semejanzas entre el automatismo y la improvisación me he aventurado a imaginarme discos de acompañamiento a las ensoñaciones vegetales y minerales de Max Ernst, así que como decía Gómez de la Serna dejemos que el tocadiscos respire al aire.