La primera vez que supe de Juan Carlos Kreimer fue a través de dos crónicas que la revista Popular 1 hizo en 1978 de la escena punk en París. En la primera su redactora estrella Bertha M Yebra nos relata como ella y Nico acuden a una fiesta ficción convocada por Kreimer en la que tras un rodeo callejero asombradas descubren que solo está él presente esperándolas con una botella de vino tras lo cual deciden ir todos juntos a casa del promotor local Marc Zermati. En el siguiente número el periodista argentino escribía un largo artículo titulado Paranoia Urbana donde sobre la tienda parisina Survival y el colectivo Bazooka, ellos apuntan a un punk que se comienza a institucionalizar, al cambio de enemigo de la policía por la sociedad tecnológica, ropa de camuflaje con ilustraciones de Seveso o la Baader Meinhof. Casi coincidiendo con estos dos artículos la Editorial Bruguera nos sorprende con un libro de su autoría, Punk la muerte joven que empezó a circular por todo el ámbito local, un año antes lo había hecho el libro de fotografías Punk de Salvador Costa y De que va el rock macarra de Diego A. Manrique.
El libro ha sido reeditado en alguna ocasión aunque los intereses de su autor habían desviado a otras áreas de interés, antipsiquiatría, autoconocimiento y su exitoso libro Bici Zen. No ha sido hasta hace poco que para su sorpresa una vieja amiga londinense descubrió una caja con varios sobres conteniendo escritos de él en Londres durante 1976 que daba por perdidos, agrupados con el el título De Ninguna Parte el año pasado fuero editados en Buenos Aires y este mismo año lo ha hecho la editora y tienda barcelonesa El Lokal con prólogo incluido de Silvia Resorte con quien siempre ha estado en contacto. Es significativo que poco después de que fuera escrito, este fuera rechazado con vehemencia por Esther Tusquets aunque sí mostraba interés por esos chicos que aparecen mencionados"pintarrajeados"
De Ninguna Parte narra en forma de diario como Juan Carlos Kreimer llega a Londres buscando nuevos referentes tras haber estado en París donde participó en grupos de intervención urbana llegando a conocer a Guy Debord. Allí contacta con otro miembro de la Internacional Letrista como es Alexander Trocci y especialmente con su hijo que toca en una incipiente banda de punk, el término situacionista apenas es empleado pese a su conocimiento por gente como Malcolm Mclaren. Su rutina diaria trabajando como lava vasos y acomodador de teatro se compensa con una constante labor de búsqueda que le lleva de la librería Compendium buscando números de It a los archivos del New Musical Express, por las noches citas con The Slits en el Hope&Anchor donde uno se lo imagina cruzándose con Alvaro Peña-Rojas inclasificable músico chileno cofundador de The 101´ers, Patti Smith en el Roundhouse o primerizas formaciones en el Rat Club. Mientras tanto en Argentina la Junta Militar amplía su represión, Kreimer no se vé así mismo como un exiliado político, de haberse quedado allí sentía más peligro como periodista contracultural de literatura beat y rock marginal. En Londres vive su jubileo punk con recuerdos puntuales a su país como cuando tras cuidar un puesto de libros de Alexander Trocci en Camden Town este le regala un disco de Jorge Cafrune que luego escuchan en casa de una amiga suya que resulta ser la madre de Siouxsie, esta lo quita antes de que acabe el primer tema, los nuevos tiempos no estaban con la tradición.
Librería Compendium
Vigilancia y represión militar. Argentina 1976
Johnny Rotten en 1976, rodeado de Jordan, Luciana Martinez, Derek Jarman y Vivienne Westwood
The Slits en sus primeros días
Encabezamiento del artículo Paranoia Urbana. Popular 1, Mayo 1978
Portada y páginas interiores de Punk, la muerte joven. Ed. Bruguera 1978
Su última reedición
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