sábado, 31 de julio de 2021

Phase IV, la supervivencia amenazada bajo tierra


                                        


Poco antes de que a mitad de los ochenta cerrara el Cine Spring en la Bonanova tuve la oportunidad de ver allí por primera vez el Phase IV dentro de una cuidada programación en su recta final que contó con otros inquietantes títulos como Walkabout o The Last Wave, todos ellos de absoluto impacto. La película se había exhibido en el Festival de Sitges en 1975, un año después de su realización sin tener ningún premio en el palmarés, algo que ya demostraba  que esta sobrepasaba muchos estereotipos del cine fantástico o de terror, todo ello le llevó a un fracaso comercial que le llevó a Saul Bass a no dirigir más largometrajes dentro de la industria cinematográfica aunque sí varios cortos aparte de reprender su labor como diseñador gráfico de tipografía cinética, cartelista y titulación inicial de películas, su labor más conocida con films como Vértigo de Alfred Hitchcock o El Hombre del Brazo de Oro de Otto Preminger.

Tras un evento cósmico hermético, pero que se intuye trascendente, el film se ambienta en el desierto de Arizona dentro de un proyecto urbanístico abandonado donde los dos científicos protagonistas van a investigar un desorden biológico protagonizado por colonias de hormigas que les han llevado a construir varias torres que son destruidas por uno de ellos para activarlas para su estudio, una decisión fatídica que originará una inusitada reacción que comienza con la inmunización a las armas químicas para pasar a infiltrarse en las instalaciones cortocircuitando las instalaciones en las que también se ha instalado una adolescente superviviviente del entorno devastado. Dos elementos atrapan profundamente su visionado, los primeros planos del documentalista científico Ken Middleham que incluyen primerísimos planos de los ojos de las hormigas en alguna ocasión mirando incluso al espectador y la banda sonora compuesta por Brian Gascoigne con unos perturbadores pasajes electrónicos de del ex miembro de White Noise David Vorhaus y Desmond Briscoe antiguo fundador junto a Daphne Oram de la BBC Radiophonic Workshop que recrean el intercambio de ultrasonidos de los científicos respondido por una amalgama sonora amplificada de colisión entre orgánica y metalizada cuya reinterpretación por analogía matemática les deja absolutamente descolocados.

La factura del film sin grandes efectos especiales y su austeridad de escenario con apenas tres protagonistas le alejan del tremendismo de los que se hicieron influidos por la guerra fría teniendo a todo tipo de insectos como mutaciones y amenazas. Curiosamente se podría encontrar algunas sincronías con No profanar el sueño de los muertos (Let sleeping corpses lie) el excelente film de Jorge Grau rodado en parte también en Inglaterra ese mismo año, en este caso las radiaciones ultrasónicas se originan por una maquinaria agrícola para matar insectos creando un desfilar creciente de zombis.

Phase IV ha ido incrementando el interés los últimos años propiciado también por el encuentro en el Academy Film Archive de un final alternativo en la que la pareja superviviente aparece en un entorno post- humano adaptado al plan incierto de las hormigas. Por otro lado el sello norteamericano Waxwork Records auténticos rastreadores de bandas sonoras perdidas editó por fin en 2015 la de esta película.




                                                                                                                                                            

                                                                                  

                                                                            
                                                    






Desmond Briscoe uno de los responsables de la banda sonora. Un extracto a continuación:



Títulos de crédito de Vértigo de Alfred Hitchcock a cargo de Saul Bass

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