Desde que el compositor francés André Caplet adaptara a principios del siglo XX el relato The Mask of The Red Death de Edgar Allan Poe han habido posteriormente varias composiciones basadas en este mismo cuento además de la ingente cantidad de otros discos inspirados en otros libros del escritor norteamericano quien creía que la música era la máxima expresión poética del mundo sobrenatural. Otro tipo de registros que también ha originado han sido un sinfín de los discos "spoken word" en que voces profundas y resonantes como Basil Rathbone, James Mason o Vicent Price eran activadas desde las agujas de zafiro de los primeros flamantes tocadiscos que amenizaban los salones de las casas americanas en la posguerra.
En cierta manera es en esta tradición que se puede enmarcar la última edición del net label Fortín Artesonoro dirigido por Sarah Vacher. Un año después de que en este mismo sello el artista plástico y sonoro Pedro Linde recreara la voz de Jim Morrison a través de sus Lizard King Poems, en esta ocasión afronta de la recreación de The Mask of the Red Death partiendo de una locución hecha en 2008 por Chuck Brown a la que el compositor y artista plástico jienense ha sometido a diferentes procesos con el complemento de música electrónica y electroacústica. A todo ello se ha añadido una versión de vídeo con subtítulos que permite seguir con gran realce la trama. Ambas versiones son a la vez refinadas y perturbadoras con unos fundidos y envolventes muy acordes a las estancias de este castillo donde los invitados de Próspero son amenizados por bufones, bailarines y músicos embriagados por un vino que acompaña la oscuridad y decadencia.
Poe escribió este relato en 1842 bastante angustiado por los estragos que la peste bubónica y el cólera estaban teniendo a su alrededor, los remedios como los enemas de humo de tabaco o pastillas de mercurio no estaban para nada neutralizando la creciente cantidad de víctimas lo que llevó a una gran reclusión de la población. Este hecho según los estudiosos de su obra marca The Mask of Red Death y a su vez ha querido ser vista como parábola a todas las pandemias, Covid incluida, que han surgido desde entonces, una sensación que tuvo William Burroughs del que existe una narración y muy especialmente Diamanda Galás a través de su trilogía The Mask of the Red Death en que denuncia toda la hipocresía y pasividad ante el avance del SIDA y que se pudo ver en 1989 con su memorable actuación en el Teatre L'Aliança del Poble Nou de Barcelona en que los espectadores de la primera fila supongo no olvidarán la proximidad del cuchillo que ella esgrimía sobre sus cabezas. Su voz hacia la invisibilidad del sufrimiento le ha llevado en plena pandemia a la instalación sonora Broken Gargoyles presentada en unas ruinas de Hannover iluminadas de rojo escarlata que sirvieron como cuarentena a quienes parecieron la peste negra y la lepra en la Edad Media.
E.A. Poe en las voces de Marianne Faithfull, Iggy Pop, Gavin Friday, Deborah Harry y Diamanda Galás
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