El Metro parecía el pied-a`-terre de un noble aplicado a innobles propósitos. La pista de baile y la barra estaban situadas encima de un amplio tramo curvo de escaleras de mármol, bordeado de estatuas en hornacinas; estatuas de caballeros, damas y turcos. Tal era la calidad de animación latente que las rodeaba que se tenía la sensación de que, llegada la hora de la lechuza, de la partida del último marinero y de extinguirse la luz eléctrica, las estatuas tenían que animarse, bajar de sus pedestales y ascender majestuosamente a la pista de baile llevando consigo su propia luz: la fosforescencia del mar. Y formar allí conjuntos y bailar hasta la salida del sol, en completo silencio; sin música; sus pies de piedra besando apenas las tarimas de madera.
Thomas Pynchon, V -1961
El Metro Club que estaba situado en la parte baja de la Strait Street en La Valetta ya no existe, como tampoco practicamente todos los otros bares y cabarets que hacían de esta calle una de las más sórdidas del Mediterráneo, solo quedan algunos letreros descoloridos como huellas de destrucción y decadencia. Decidimos pasar nuestra última noche de honeymoon en la terraza del Tico Tico, el único bar-restaurante que queda de aquellos días, desde dentro el tocadiscos reproduce añejas canciones aunque no tanto como las que Pynchon ambienta en sus escritos, en el caso de V entre otras del cantante Dick Powell que había estado como marinero un tiempo en Malta, algo que también se le atribuye a Thomas Pynchon hacia 1956 aunque no hay consenso al respecto. Anthony Burgess que se trasladó a la isla durante unos años influido por la lectura de V se lo llegó a insinuar a su autor en una carta quien le respondió con una evasiva respuesta. La calle bajando al mar se adormece ambarina, lo poco que queda del expresionismo catatónico del libro.
Dos días antes he podido contemplar una Voice Recording Machine originalmente situada gracias a la Caraboot Shop en la Merchants Street de La Valetta, en este artilugio los marineros ingleses y norteamericanos grababan sus voces y cantos para mandárselos a sus novias a la vez que se cruzaban con los miembros de la Archonfraternity of the Holy Rosary, una asociación que se postulaba en la calle para recoger dinero para las familias de los prisioneros condenados a muerte y que iban cubiertos por una túnica que incluso les tapaba la cara, esta conjunción real o de mi imaginación podría haber sido de lo más "pynchoniana". Otra confluencia de lugares la encontramos en St. John's street donde frente por frente se situan la tienda de discos D'Amato para muchos la más antigua del mundo y el cine City Lights donde se exhibían películas de soft-porn, allí iban a parar el público más encendido de la colindante Strait Street. Esto se hacía de manera semisecreta (no habían carteles) habida cuenta del carácter conservador de la isla como el que tuvo que sufrir Anthony Burgess, parte de cuyos libros enviados para la mudanza hacia la isla fueron confiscados por la oficina de correos local tachándolos de pornográficos. Esto originó una conferencia posterior, Obscinity&The Arts con gran parte entre la audiencia de las autoridades locales que no le manifestaron precisamente gran aprecio.
Miembro de la Archonfraternity of the Holy Rosary (Foto Bizarre Malta)
D'Amato Records y City Lights cinema en St. John's street
Obscinity&The Arts de Anthony Burgess y original de la carta que recibió de Thomas Pynchon
Estaba aquí Mondaugen como parte de un programa que tenía que ver con las perturbaciones radioeléctricas de la atmósfera: "sferics" para abreviar. Durante la Gran Guerra, mientras estaba a la escucha de los mensajes telefónicos entre las fuerzas aliadas, un tal J. Barkhausen oyó una serie de tonos descendientes, muy parecidos a un silbato de maniobras, cuyo registro fue descendiendo. Cada una de estas "silibancias" tenía una duración máxima de sólo un segundo y parecía hallarse en la zona de baja frecuencia o audiofrecuencia. Como pudo comprobarse después, la silibancia no era más que el primer miembro de la familia de sferics, entre cuya taxonomía habían de incluirse los clics o perturbaciones de corta duración, los ganchos, los ascendentes, los silibantes de borde, que se producen a lo largo de las líneas del campo magnético, más uno parecido al gorjeo de los pájaros al que se denomina "coro del amanecer".
Thomas Pynchon. V
Lascaris World War Control
Avión frente al Chateau Bertrand (The Mad House) en Ta' Qali otro punto geográfico de V
Thomas Pynchon. V
Lascaris World War Control
Sound Mirror en Naxxar, construido en 1933 antes de su obsolescencia por la invención del radar
(Foto igual que la anterior del libro Bizarre Malta)
Túneles clausurados actualmente en La Valetta
La piedra lo oye todo, y lo transmite al hueso, por los dedos y los brazos arriba, hacia abajo, a través de la caja ósea y las cañas óseas haciéndole salir de nuevo a través de los tejidos óseos. Su pequeño paso a través de ti es accidental, meramente en la naturaleza de la piedra y el hueso: pero es como si te hubieran dado un recordatorio.
Es imposible hablar de vibración. Sonido sentido. Zumbido. Los dientes zumban: dolor, punzadas sordas por toda la mandíbula, una sacudida angustiosa de los tímpanos. Una y otra vez. Mazazos durante todo el ataque, ataques durante todo el día. Nunca te acostumbras. Cabría pensar a estas alturas que nos hemos vuelto todos locos. ¿Qué es lo que me permite permanecer erecto y apartado de los muros? Y silente. Un ciego aferrarse a la conciencia, nada más. Puramente maltés. Quizás va a proseguir eternamente. Si es que "eternamente" sigue teniendo algún sentido.
Thomas Pynchon, V
Si hay un punto en Malta donde encontrar ese zumbido eterno este es el Hal Saflieni Hypogeum, el templo prehistórico subterráneo más antiguo del mundo en que los arqueoacústicos han encontrado en la sala del oráculo fuertes efectos de resonancia capaces de actuar sobre la actividad cerebral, su origen seguramente se encuentra en un canto ritual de consciencia mística.
Hal Saflieni Hypogeum, la foto de abajo la más cercana a su descubrimiento en 1902
Thomas Pynchon, V
Si hay un punto en Malta donde encontrar ese zumbido eterno este es el Hal Saflieni Hypogeum, el templo prehistórico subterráneo más antiguo del mundo en que los arqueoacústicos han encontrado en la sala del oráculo fuertes efectos de resonancia capaces de actuar sobre la actividad cerebral, su origen seguramente se encuentra en un canto ritual de consciencia mística.
Hal Saflieni Hypogeum, la foto de abajo la más cercana a su descubrimiento en 1902
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