miércoles, 13 de noviembre de 2019
Liturgia musical y psiconautas del Otro Lado, Javier Calvo desde su libro Piel de plata
La foto superior de autor desconocido que abre esta entrada corresponde a la puerta de acceso al Hospital de la Santa Creu en la calle Hospital, dejando atrás sus muros transita por una Barcelona fantasmal y tenebrosa el protagonista de la última novela de Javier Calvo, su nombre es Pol, apenas tiene catorce años y se dirige en busca de Bronwyn la chica que ha conocido en un instituto de salud mental de la que ha quedado cautivado y cuyo nombre procede de su padre que ha escrito un ensayo sobre Juan Eduardo Cirlot de quien cree que es su reencarnación habida cuenta de los pocos días de separación entre su nacimiento y el fallecimiento del escritor. Bronwyn considera a Cirlot el mejor poeta que ha habido en este país y esta afirmación pronunciada por una seguidora de Michael Moorcock (en el libro Cooper Crowe), algo que él también comparte aún con más entusiasmo, le lleva a comenzar a leer su obra llegando a la certeza que es un psiconauta del Otro Lado, condición que también tendrá otro protagonista inesperado del libro la banda inglesa Death in June y más concretamente su cantante Douglas Pearce. Estamos ante un inverosímil laberinto impenetrable solo transitado por iniciados.
Conociendo la trayectoria e intereses musicales de Javier Calvo no es de extrañar la presencia de Death in June en el libro, otra formación del reverso oculto inglés Coil originó el título de su libro Los ríos perdidos de Londres publicado en el 2005. En Piel de plata aparece un acólito del grupo como es Ivo Cárceles un músico amigo de Bronwyn a quien conoce en un concierto en la sala Màgia Roja que es anunciado con la etiqueta de noise/indusrial/neofolk, un concierto posterior con una audiencia marcada con hombres con ropa militar y mujeres con abrigos vampíricos es así de elocuente descrito por el autor: "Ivo Cárceles se acercó a una mesa cubierta de aparatos. Junto a su ordenador portátil, las luces estroboscópicas iluminaban entrecortadamente un bosque de cajas, pedales y conmutadores. Un manglar inverosímil de cables entrando y saliendo en todas direcciones. A continuación se puso a accionar los controles de aquella maquinaria musical. Los altavoces empezaron a emitir una cacofonía de gritos, chirridos electrónicos y explosiones que poco a poco, a medida que Ivo Cárceles organizaba los bucles, fueron adoptando un patrón rítmico complejo. Al cabo de diez minutos, cuando todos los bucles ya componían una sinfonía tribal de ruidos cacofónicos, el músico se apartó de la mesa y cogió su micrófono".
Uno de los momentos del libro en que aparece vinculado la música extrema y el mundo cirlotiano es la interpretación que hace Ivo Cárceles del poema de Cirlot Homenaje a Rudolf Hess en la Calle del Paraíso, un hecho ocurrido realmente años atrás en una librería del barrio de Gracia siendo el propio Javier Calvo el intérprete acompañado por la música de Blitz Kerner, seudónimo de Luis Gámez autor del libro El Arte del Ruido. Llegado a este punto y ante la mala prensa y resquemor que siempre ha tenido Death in June quienes han sido percibidos por gran parte de público como seguidores del nazismo bueno es recordar algo que escribió el propio Cirlot en un momento en que también él fue señalado: "Mi nazismo es el nazismo de los muertos, de los caballeros de la Cruz de Hierro que han ido a confundirse bajo las hierbas con los restos de los caballeros teutónicos del siglo XIII y XIV. Nunca sería un nazismo viviente y menos triunfante". Cerca del desenlace del libro aparecerán los fantasmas de Cirlot y Douglas Pearce, compartiendo ambos el gusto por las máscaras el primero lo hará junto a la vía sepulcral romana de la Plaza Villa de Madrid y el segundo en la Rambla del Raval, la misma zona por donde deambulaba su admirado Jean Genet.
Esta relación del universo de la Barcelona más sombría de Juan Eduardo Cirlot y el Londres más esotérico representado en este caso por Death in June que a muchos les parecerá descabellado, he de decir que yo la viví en parte. Conocía a Cirlot especialmente a través del proyecto de Francisco Felipe La Otra Cara de un Jardín cuyas extremas manipulaciones sonoras quedaban tamizadas por poéticos títulos muy deudores del escritor. Poco después cuando me encaminaba en 1983 a la casa que vivía Graeme Revell de SPK en el barrio de Clapham en Londres pensaba preguntarle por su aprecio al Diccionario de Símbolos que figuraba como uno de sus libros de referencia en el Industrial Handculture Book de Re Search Editions, pero fue él que al conocerme y saber que venía de Barcelona me preguntó sobre el escritor. Pocos días después asistí a un concierto en el Clarendon Hotel con Dogs Blood Rising (formación inmediatamente previa a Current 93) y Death in June; éramos más bien pocos, casi siempre los mismos que me encontraba en este tipo de conciertos, como dicen algunos con sorna, una secta. Compartido con mi pareja el interés por Cirlot fué en aumento, su piso en la calle Herzegovino estaba cerca de mi lugar de trabajo y el título de este blog procede de él como también este extracto incluido en el libro de Javier Calvo: "con mis ojos escucho, con mis ojos".
Uno de los libros de la serie Bronwyn y dos fotos de su autor Juan Eduardo Cirlot
Una de las habituales máscaras de Douglas Pearce y la portada de uno de sus discos
Portada del disco de Michael Moorcock&Deep Fix, publicado en 1975 coincide con su colaboración más destacada con Hawkwind en su disco Warrior on the edge of time.
Entrada de la sala de conciertos Màgia Roja en Barcelona
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