En pocos días habrán pasado dos meses desde que asistí al último concierto y quien sabe vista la situación actual cuando será el siguiente. Este fue protagonizado por Tomomi Kubo concertista japonesa de ondas martenot residente en la actualidad en Barcelona acompañada por Ferran Besalduch con instrumentos de viento teniendo como lugar El Antic Forn de Vallcarca bajo el auspicio de los chicos de Llums de Tunguska que temían la respuesta del público habida cuenta de los primeros días de inquietud del virus, afortunadamente esto no ocurrió y el pequeño aforo de la sala se llenó con su casi medio centenar de asistentes. En estos días en que hay tanto miedo al contacto con cualquier objeto o superficie es curioso el protagonismo en el concierto de las ondas martenot, un artefacto que en su primera encarnación se podía tocar a distancia salvo por un pequeño cable conectado al teclado, algo absolutamente innovador surgido de la inventiva de Maurice Martenot fascinado por las señales eléctricas mientras trabajaba como telegrafista en la Primera Guerra Mundial. Es la primera vez que veo al menos tan de cerca ejecutar el instrumento y Tomomi Kubo lo hace con real maestría, pese a ser una improvisación sus bloques parecen estructurados e intuyo la gran versatilidad de ella que le ha llevado a trabajar con otros músicos de diferente ámbito como Akiko Yano la antigua componente de la primera formación de la Yellow Magic Orchestra.
Poco después de que en 1928 el instrumento de las Ondas Martenot se completara con teclado, altavoz y generador de frecuencia este se presenta en teatros de ópera de Francia y poco después en otros países como fue el caso de España en 1932 concretamente en dos cines majestuosos: el Rialto en Madrid y el Coliseum en Barcelona, quien quiera saber más sobre estos acontecimientos recomiendo lo haga a este escrito de José Vicente Gil Noé titulado "Música o Magia", la presentación de las Ondas Musicales de Maurice Martenot en España, el autor nos narra el halo de misterio que precedió a los conciertos tanto por su desconocido funcionamiento electrónico como por su forma de interpretarse solo con el movimiento de las manos en el espacio, una innovación más de formas que de fondo pues solo se reproducían esquemas tradicionales de música con un repertorio en que se mezclaban Bach o Brahms con cantos rusos, indios o melodías populares tamizadas con las frecuencias de interferencias de síntesis sustractiva acompañadas por su hermana Ginette Martenot y el pianista gallego Andrés Gaos. Presentado más como una atracción o curiosidad científica el primer concierto en el Coliseum fue por rigurosa invitación a compositores, músicos y hombre de ciencia, los sigueiente conciertos ya fueron abiertos público y la prensa confirmó los escritos preliminares tratando a Martenot como un brujo cuyos procedimientos estaban entre la música y la magia. Pocos años antes del concierto en el Rialto de la Gran Vía, Ramón Gómez de la Serna le preparaba el terreno en una de sus grueguerías: "El piano de las ondas es como un submarino, el piano que teclea en una habitación llena de agua"
Las ruinas de las guerras y catástrofes a menudo han generado invenciones como las ondas martenot o el theremín ambos tras la Primera Guerra Mundial, en estos tiempos tan expuestos y oscuros uno podría esperar que de nuevo esto sucediera pero me invade más bien el pesimismo de escenarios distópicos donde la presencia en los conciertos estará regulada bajo identificación viral geolocalizada con intérpretes de presencia virtual captados por nuestras gafas de realidad aumentada como complemento a nuestra ropa inteligente que interactúa con corporaciones que comprueban como nos está influyendo esa propuesta musical. Definitivamente espero que no, que vuelvan conciertos como los del Antic Teatre de Vallcarca y otros lugares y que esa habitual limitada audiencia, que a otras escenas les parecerá pírrica, siga en pie irradiando futuro.
Tomomi Kubo
Maurice Martenot en los primeros días de su invención
Carteles con conciertos de Maurice Martenot en Madrid y Barcelona (Fuente: José Vicente Gil Noé)
Josep María Mestres Quadreny interpretado con ondas martenot y una obra gráfica suya para un concierto con este instrumento en 1970.
Cartel y concierto de Tomomi Kubo y Ferran Besalduch. Filmación: Antoni Robert
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