domingo, 9 de octubre de 2022

La vivacidad sono cromática de Krishna Goineau a través de I Need a Slow, su primer disco en solitario.


Habida cuenta de mi vieja amistad con él, mucha gente me han preguntado durante tiempo donde estaba Krishna Goineau después de la disolución de Liaisons Dangereuses el trio que compartía junto a Chrislo Haas y Beate Bartel, los más informados si sabían de su paso por Velodrome en mitad de los ochenta pero a partir de ahí poco o casi nada se podía encontrar en las redes. Esta ausencia estaba motivada por su retiro al Aude francés junto al Mediterráneo donde continuó su labor como pintor que ya había empezado en Alemania como ocurrió a otros destacados miembros coétaneos suyos como Kiddy Citny de Sprung Aus den Wolken o Moritz Reichelt de Der Plan. Sin embargo este retiro no le ha privado seguir haciendo música ampliando su intuición y dominio de instrumentación electrónica, comenzado años antes en Bruselas con Velodrome junto a Jordi Guber cogiendo un protagonismo mucho mayor que en Liaisons Dangereuses donde a pesar de la revelelación de estos engranajes tecnológicos en la grabación del disco en los estudios de Conny Plank, básicamente se ocupaba de la voz y una tremenda potencialidad corporal durante los conciertos en la línea de otros "frontmen" hipnóticos de las repetitivas cadencias electrónicas como Gabi Delgado o Alan Vega. A todo ello, la paleta musical se ha añadido estos últimos años con estudios de guitarra en el departamento de jazz de la Universidad de Narbonne que le ha permitido sumergirse en nuevas sonoridades de un intimismo de fragilidad aural, sin duda marcada por su entorno. 

Conociendo gran parte de las grabaciones de estas experiencias uno no puede alegrarse más de la edición de parte de ellas, concretamente la de los años 2007/2008 por parte de Bureau B, sin duda el sello más indicado para este rescate habida cuenta de los que ya ha hecho hasta la fecha de gente muy cercana a su trayectoria alemana como los antes mencionados Sprung aus Den Wolken o Der Plan, Pyrolator, Gudrun Gut a los que habría que añadir gente que Krishna ha admirado como Faust, Conrad Schnitzler o Asmus Tietchens con quien incluso contactó en una estancia en Hamburgo. El disco se titula "I Need A Slow" rememorando de alguna forma la revelación que tuvo en Taiwan después de abandonar Liaisons de descubrir una ralentización del ritmo del devenir diario en contraste al vértigo occidental. Esta huida al territorio que abraza los Pirineos con el Mediterráneo puede haberle privado de grandes contactos con gestores artísticos y musicales habida cuenta de su trayectoria, pero por contra le ha mantenido al margen de la toxicidad de muchos de estos circuitos, algo que le ha permitido disfrutar del asombro e interrogación de las fuerzas simbólicas de la naturaleza en su caso muy marcado por los márgenes marinos no solo de esta zona sino también de su Sri Lanka natal, la Formentera de su infancia o de sus  estancias en la Guayana Francesa donde también se integran gran parte de sus cuadros.

Sin embargo, todo este apaciguamiento no impide que en "I Need A Slow" encontremos vitalistas temas rítmicos que harán las delicias tanto de seguidores del electro como de los ritmos radiales de Moebius & Plank, también cadencias más pausadas en instrumentales como Shake your check o Les Vagues de Hertz con que termina el disco. En la estratificación de Krishna encontramos el sonido, la rítmica, la corporeidad y también  el poder de la palabra y esta viene marcada durante toda su trayectoria por alternar textos en francés, español, inglés o alemán con interjecciones de onomatopeyas con gran efectividad. Como él comenta, "la mayoría de los textos y la música la hago muy temprano, en la mañana antes de que salga el sol, cafés y tisanas en una especie de ritual, la música me llama, la volunté del propio arte. Los textos se hacen directamente con la música en una especie de gracia sonámbula".

A nivel personal agradecerle el recuerdo en la presentación del disco de sus comienzos musicales en Barcelona conmigo y otros integrantes de Xeerox a sus catorce años, ilusión y furor adoslescente.




                                   
 Krishna Goineau al frente de Liaisons Dangereuses. Manchester Hacienda, 1982



Captura de mi cámara con él maniobrando sintetizadores en el estudio hogar de Velodrome en Bruselas, 1986.


                                                Krishna ante una serie de sus cuadros




                                                                          Ange de mer

   Krishna Goineau y Javier Hernando, Bages 2014. Foto Azucena de Yngunza

Krishna Goineau- Aigle Noir

Krishna Goineau - Bérénice Orion

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