viernes, 3 de marzo de 2023

Pacifiction, sigilos de ultramar



Desde prácticamente sus inicios gracias a Eliseu Huertas he seguido muy de cerca la trayectoria de Albert Serra atrapándome cada vez más sus películas hasta llegar hasta esta hipnótica experiencia visual que constituye Pacifiction. Aclamada internacionalmente de manera especial en Francia durante el Festival de Cannes, elegida como mejor película del año por Cahiers du Cinéma y refrendada con nueve nominaciones a los pasados premios César. Todo un contraste con el ninguneo de la Academia Española de Cine que le apartó de cualquier categoría lo cual no deja de ser una paradoja tras un periodo de años en que sus dirigentes se quejaban de que ninguna película española era elegida para competir por la Palma de Oro en el certamen francés. Se demuestra así que el interés que tienen sus representantes por el cine de autor más transgresor es prácticamente nulo y bueno es recordar que ya hace bastante tiempo autores como Adolfo Arrieta o Fernando Arrabal eligieron París como centro de operaciones. Volviendo a los Goya uno se pregunta si con estos criterios el homenajeado Carlos Saura hubiera recibido algún premio por sus películas más crípticas.

Al recomendar las películas de Albert Serra mucha gente lo primero que preguntan es de su argumento o "de que va" alertados por la fama de poco convencional que en realidad simplemente es un alejamiento de los estereotipos del cine narrativo. Originada por la lectura de las memorias de Tarita Teriipaia, su infancia en Papeete y la llegada invasora de un equipo de Hollywood, Albert Serra traslada en Pacifiction el idílico ambiente del lugar en su caso perturbado por la amenaza de la reanudación de las pruebas nucleares por lo que acude un alto representante del Alto Comisionado para la Polinesia Francesa, papel encarnado por un genial Benoît Magimel. Sus rastreos en la isla con un look Beachcomber son originados por una sutil pero creciente insurgencia alertada por la llegada de un fantasmal submarino. Esta digamos trama de intriga de poderes invisibles llega al espectador de manera casi espectral, el encuentro con el "taboo" polinésico reverbera en los sonidos y pigmenta con la captación de su director de fotografía Artur Tort una sugestiva óptica cromática sugestiva a la vez que inquietante. Se podría hablar de una sintonía ambiental con el tailandés Apichatpong Weerasethakul y con el exotismo terminal que J.G. Ballard recoge en su libro Fuga al Paraíso recreando una amenaza en el mismo lugar.

Mención especial merece la utilización del sonido en la película. Recientemente, el director declaraba: "me gusta mucho que el sonido y la música se confundan, que puedan jugar uno el papel del otro y viceversa en lugar de que se mantengan en esferas separadas como suele ser lo habitual". Aparte de fugaces grabaciones tradicionales polinésicas y hawaianas de los años 50 la música del film está a cargo de Marc Verdaguer y Joe Robinson,  tomando una presencia importante hacia el final del film en la fiesta en Club Paradise donde encontramos sucesivamente todos los protagonistas del film evadiéndose de los tejidos del poder, bailando pausadamente una mezcolanza de techno y una especie de pacific vaporwave bajo un estroboscópico azul agua marino. Bajo este aturdimiento sónico se hace aquí reveladora una frase del director "la política es una discoteca y está fuera de tiempo". 








Diferentes momentos de Pacifiction rodada Tahití durante agosto de 2021 en plena pandemia



                                Albert Serra, sonido y música. Fuente Andergraun Films



A expensas de la posible edición en un futuro de la banda sonora de Pacifiction y su anunciada producción en un disco de Ingrid Caven se puede encontrar esta caja con cuatro vinilos de anteriores películas editada por Urpa i Musell, sello asociado a Discos Paradiso. Sus autores son la banda de Banyoles Molforts que cuenta con Marc Verdaguer en su formación quien por cierto colaboró como ingeniero de sonido en el cd/dvd Irene's Cunt de Vagina Dentata Organ. Tanto él como Artur Tort
y todos los actores habituales en los filmes de Albert Serra entre los que se encuentra el clarividente Eliseu Huertas han formado una especie de troupe tan eficaz como la que arropó a Rainer Werner Fassbinder.

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