miércoles, 7 de junio de 2023

Kenneth Anger, celuloide magnético e invocaciones sonoras


    



Una de las experiencias cinematográficas más impactantes que he tenido fue la primera vez que pude ver agrupadas todas las películas de Kenneth Anger. Fue una noche en el Scala Cinema de Londres en 1983 y estas fueron precedidas por los filmes que Celestino Coronado había hecho sobre Lindsay Kemp. Siempre me había intrigado su figura desde que de muy joven leí algo de él en las páginas de Fotogramas de la mano del cronista Jorge Fiestas que años después se convertiría en el traductor de su libro  Hollywood Babylon en sus dos volúmenes.

Anger falleció el pasado mes de mayo tras 96 años de luces y tinieblas. Esta vez ha sido verdad a diferencia de su  inventado obituario de una página completa en el Village Voice que abarcaba su hechizante y talismánica existencia entre 1947 y 1967. Es indudable que esos fueron sus años más prolíferos a nivel de dirección, aunque su relación con el cine se remonta incluso antes en la aparición como niño en A Mindsummer Night's Dream junto  Mickey Rooney quien poco después le regaló el violín-neón que se utilizó en su película Gold Diggers de 1933. Quien sabe si este le sirvió como amuleto hacia el mundo de la música que siempre ha tenido muy presente en sus películas e incluso en estos últimos años como concertista ocasional de theremin, sobre todo desde la noche de celebración del aniversario de Anthology Film Archives donde fue precedido por un Lou Reed con una guitarra ruidista y drónica ambientando un film de Maya Deren, cineasta clave del underground fílmico norteamericano, cercana en su onirismo, aunque con quien más relación el tendría sería en sus primeros años sería con Harry Smith y más tarde con Stan Brackhage.

El diálogo de la música con la pantalla en su cine podría ocupar varias entradas como es su elección de canciones pop inmersas en bandas sonoras, la incursión de Mick Jagger tocando el sintetizador, Jimmy Page y muy especialmente Bobby Beausoleil, pero para esta ocasión me gustaría destacar Inauguration of the Pleasure Dome. Filmado en el Hollywood de 1953 cuenta entre su elenco de actores-oficiantes a Anaïs Nin, Marjorie Cameron como la mujer escarlata y el cineasta Curtis Harrington como sonámbulo. Sobreimposiciones lisérgicas (el L.S.D. se obtenía puro esos días) de espíritu "crowleyano" que en su primera versión contó con la música de Harry Partch, quien por cierto en su juventud tuvo un romance con el actor Ramon Novarro, relación que este cerraría en sus primeros momentos de popularidad, una historia digna de Hollywood Babylon. El perfeccionismo a veces caprichoso de Anger le llevó a cambiar esta banda sonora por Glagolithic Mass de Leos Janácek y durante un tiempo por el disco Eldorado de la E.L.O. que es la versión que vi en el cine londinense, quien sabe si pudo el estar influido en su elección por el violín neon de su infancia o por la portada que hace referencia al film El Mago de Oz. Desde entonces, como le ocurre a otra gente, me es imposible oír los temas del disco sin venir a la mente sus lunares y burbujeantes imágenes.

  




Tres fotogramas de Inauguration of the Pleasure Dome con Marjorie Cameron, Anaïs Nin y Curtis Harrington




Disco de Harry Partch que contiene la primera banda sonora de Inauguration of the Pleasure Dome



Edición de un disco de Leos Janácek. No corresponde a la banda sonora del film de Kenneth Anger pero su estética está muy cercana a él.

                                               


Un inmediato antes y después de dos de sus protagonistas: el libro de Marjorie Cameron y el disco recitado de Anaïs Nin grabado por Louis and Bebe Barron


                           Electric Light Orchestra - Eldorado. Diseño portada John Kehe

Kenneth Anger homenajeado en el Festval de Cine de Gijón en 1999. Fuente: El País


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