Nos sumergimos en la lascivia sinuosa de Songs for the Witch Woman, un libro ardiente que muestra la intensa relación del ingeniero aeroespacial y ocultista Jack Parsons y la pintora Marjorie Cameron, ambos poseedores de un carisma magnético. Un amor que trasciende entre las fuerzas ciegas del abismo desde que se conocieron en Pasadena en 1945. La aparición de ella fue interpretada por Parsons como el resultado de un conjuro dentro de la cosmología del ocultismo thelemita de Crowley desinhibido y purificador y tras su escepticismo inicial poco a poco participó de estas prácticas como también en todas las pruebas con cohetes de manera muy especial en el desierto de Mojave. Uno de estos ensayos, esta vez en casa del propio Parsons acabaría en una explosión que acabó con su vida. Sus contactos con el recien creado estado de Israel hizo siempre sospechar en ella la mano de algún agente antisionista. Como curiosidad decir que la pintora y cineasta Renate Druks muy cercana a su círculo cita en el libro Sexo y cohetes de John Carter que también exploraron unas posibilidades de empleo que les habían surgido en España.
Tras la desaparición de él Marjorie Cameron quemó gran parte de toda su obra pictórica y entró en una espiral que unos calificarían de delirios y otras de revelaciones que en bastantes ocasiones tienen que ver con percepciones auditivas como la que narraba con estas palabras:
Desde hace algunos meses he sido consciente de la realzada intensidad de lo que llamo canal de escucha. Lo puedo describir como el sonido de una emisión de onda corta que uno capta. Es independiente de mi oído normal; si cierro mis ojos no resulta afectado de ningún modo. Hay momentos en que es tan intenso que puedo afinarlo, girando mi cuerpo, parece que su potencial se refuerza con la presencia de otros humanos... Siento que hay alguien en el otro extremo, o digamos que siento que el chorro trasciende el tiempo y el espacio y que estoy oyendo el sonido de mi emisor reflejado en lugares increíbles.
Anteriormente Jack Parsons también tentaba a la posibilidad de percibir señales auditivas activando un magnetófono mientras sonaba de fondo el Violin Concerto 2 de Sergei Prokofiev, obra estrenada en Madrid en 1935. Mientras él disfrutaba de la música orquestal especialmente de compositores rusos Marjorie Cameron era una gran asidua a los locales de clientela bohemia como los que a buen seguro acudió en una visita a París con Juliette Gréco y con gran protagonismo del jazz como casi puede recrear una de las primeras escenas del film Night Tide rodadas en un club de Venice dirigido por Curtis Harrington cuyos asistentes bien podían ser los lectores de la revista Semina dirigida por Wallace Berman en que ella aparece en portada. Ya antes en 1955 la había dirigido en el corto The Wormwood Star que contiene una destacada banda sonora de la también pintora Leona Wood y justo un año antes la encontramos ritualizando como La Mujer Escarlata en The Invocation of My Demon Brother de Kenneth Anger con quien se relacionaría asiduamente en los años sesenta. En su retiro final californiano alternaba sus prácticas chamánicas con el arpa celta y visitas de gente más joven de exploración neognóstica o arte y música con tintes esotéricos como Genesis P-Orridge.
La estela de Marjorie Cameron ha brillado estos últimos años a través de exposiciones y libros como también ha ocurrido con Jack Parsons. Songs for the Witch Woman fue editado en 2014 tras mas de sesenta años de ser concebido por la destacada editorial Fulgur, en una tirada limitada, lamentablemente en la actualidad está agotado.
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