Nada menos que seis décadas han marcado el tiempo que desde principios de los sesenta la artista de Los Angeles Channa Horwitz ha dedicado a una obra en que ha permanecido durante mucho tiempo aislada del mundo del arte en general, lo que le ha permitido una mayor exploración en una trayectoria que en su origen combinaba círculos, cuadrados y rectángulos con números secuenciales del 1 al 8 para crear composiciones abiertas en una línea muy semejante a algunas creaciones de José Manuel de Yngunza como apuntaba en una anterior entrada. Poco después Channa aprovechó un descanso en un partido de tenis para dejar a su marido y acercarse a su casa donde ideó el concepto de sonakinatography una mezcla de sonido (sona), acción (kineto) y anotación (graphy) en que unos dibujos permutacionales anotados en papel cuadriculado deberían ser interpretados a través de percusión, danza, palabras habladas, luces e instrumentos electrónicos. Estas formas gráficas complejas se interpretaron en una primera composición Composition III en la University of South California con ochos bailarines sobre plataformas lumínicas y un sintetizador moog. Una versión posterior con un sintetizador Buchla tuvo lugar en el Cal Arts donde estuvo estudiando con Allan Kaprow como profesor.
Esta obra gráfica podría haber representado tanto una obra futurista como también un anticipo del data mapping de internet como ha apuntado Cal Tabuena-Frolli, vivimos en un mundo de datos pero Horwitz incorpora errores al azar que desafía toda simetría bilateral marcada predominantemente por las progresiones lineales del número 8.
Quien quiera apreciar de primera mano la obra de esta artista fallecida en 2013 aún está a tiempo de hacerlo hasta el próximo 26 de Mayo en el Musac de León, donde diferentes artistas locales han reinterpretado su obra, la última de estas acciones será a cargo del músico Javier Iriso el mismo día de cierre de la exposición.
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